En su emisión del miércoles, el programa televisivo “Bendita”
contó con varias comunicaciones telefónicas de famosos. Las mismas tenían como motivo los saludos a
Beto Casella, su conductor, por su
cumpleaños. Uno de los llamados fue nada
más y nada menos que del máximo Rock Star argentino; Charly García. Últimamente
el músico no da entrevistas ni aparece en los medios, así que aunque breve, la charla no quita la
importancia que tiene para los fanáticos de su obra.
Durante la conversación, hicieron referencia a un encuentro pasado
donde ambos habían cantado a dúo “Cuando ya me empiece a quedar solo” de Sui
Generis, y así fue que Charly le interpretó al instante acompañado de un
teclado unas estrofas de la misma canción, a la que unió enseguida con el “Feliz
cumpleaños”.
Emotivamente le dijo al homenajeado que la amistad entre
ambos “va a seguir siempre” y hasta bromearon sobre hacer un disco juntos, Beto le comentó que tenía una cumbia para hacerle escuchar. La respuesta rápida
e irónica no se hizo esperar, “¿Una cumbia? ¿Qué es eso?” le dijo, “me dicen
que estas componiendo un montón” siguió
Casella, “si, estoy al mango, mi cerebro anda perfecto” fue la contestación.
Ya sobre el final, y con los agradecimientos correspondientes, el dueño del programa le pidió al ídolo que se cuide ya que “necesitamos muchas
más canciones” suyas, y evidenciando su lucidez respondió que “si, cumbias
sobretodo”.
En el cierre de la conversación, Beto para despedirse cantó
el principio de “Cinema Verite”, y García se acopló cambiando parte de la letra
en un giro cómico, quedando “Y yo puedo
observar tranquilo a los cumbieros que bailan”. Mira el video de la
conversación aquí abajo:
Esto es lo que dijeron los colegas de Charly García cuando
se les preguntó por el último disco del astro, Random (ordenados alfabéticamente):
Andrés Calamaro: Aunque Charly no tiene el argumento vocal
que tenía en Seru Giran y antes, aunque tampoco tenga los dedos para tocar
destacados pianos, el disco es un buen disco. Creo que este es el disco que
tenía que hacer. Debía un disco así, con buenos coros, armonías y encanto. No
escucho un disco tantas veces seguidas desde no sé cuándo.
David Lebon: Me gustó porque cantó suave, hizo cosas lindas,
tranquis. Esta bueno y estoy re orgulloso de él.
Fabián Von Quintiero: Es un disco tranquilo, parecido a
Parte de la religión.
Fito Páez: Es una obra salvaje y refinada como un cuadro de
Pollock o Basquiat. Surgida de un espíritu caótico, en llamas.
Guillespi: Canciones que exploran sonoridades nuevas. Su voz
ahora convive con la de Rosario Ortega y sus letras nos siguen hablando de lo
que les pasa a todos. Cuando se esperaba un material caótico, Charly vuelve a
sorprender con un disco prolijo y bien tocado.
León Gieco: Escuche "La máquina de ser feliz”. Es una
canción hermosa, de esas inconfundibles de Charly.
Lito Vitale: Me gustó, tiene canciones que me gustan, y
algunas hasta me emocionan. Me parece que tiene aciertos, cosas que muestran
esa cosa sensible de artista que el tipo tiene.
Nito Mestre: ¡Charly querido, me sumo a la alegría de todos!
Palito Ortega: Es hermoso, como siempre sorprende con
canciones hermosas.
Raúl Porchetto: está increíble.
Roberto Petinatto: Me parece muy bueno, un gran disco dentro
del estilo de él. Un tipo que, si bien ha tenido todo tipo de inconvenientes de
salud, sigue produciendo.
Bob Gruen regresó a Buenos Aires después de 4 años para
presentar en el Centro Metropolitano de Diseño, la exposición Rock Seen. Bob
fue quien en 1974 registró la mítica imagen de John Lennon posando en la
terraza de su departamento con la remera sin mangas que llevaba impresa la
leyenda “New York City”.
“Buenos Aires es una ciudad hermosa y me gusta que los
argentinos respeten la cultura y a los artistas”, dice, y algo de eso vivió esta
madrugada cuando se reunió en el Faena Hotel en Puerto Madero con, nada menos,
que Charly García.
Se los vio a los dos charlando como si fueran amigos de toda
la vida, García además aprovechó para zapar con el grupo “The Nenas” que no podían
creer lo que les estaba pasando (ver video). Mas tarde se sumó el fiel escudero
de Charly, el Zorro Von Quintiero en teclado cuando ya su “jefe” había pasado a
la guitarra.
Recordemos el buen momento que el genio músical está
pasando; su recientemente lanzado al mercado disco “Random” es un éxito de
ventas y la semana pasada hizo la presentación
del mismo con localidades que se agotaron a la hora de ser anunciado.
Kiuge Hayashida, el guitarrista de la banda que acompaña a
Charly García desde el 2001 (que actualmente se completa con Toño silva, Carlos
Gonzales, Fabián Quintiero y Rosario Ortega) tocó por última vez con él hace poco
más de un día, y ahora está de regreso en Santiago de Chile donde reside y habló
con el periodista Claudio Vergara para un medio local. Cuenta que hoy lo ve
mucho mejor tras una etapa difícil. Un proceso que culminó en su último disco y
en un show sorpresa del pasado jueves en Argentina al que describió como “groso,
emocionante e intenso”.
“Fue muy
reconfortante, porque tuvimos dos semanas súper duras de ensayo. Y esto fue el
fruto de un disco que atesoramos con mucho cariño y respeto”, resalta el
chileno. “Me invitó y empezamos a grabar la canción que en este nuevo álbum se
convertiría en Mundo B. Su idea ahí fue tener algo bien rockero, bien crudo,
pero también dejándonos en libertad para que impusiéramos nuestro estilo. Creo
que eso se nota al escuchar estos temas. Con los años, él no cambia su método
de trabajo: cuando se graba, sólo se hace eso, y a los ensayos sólo llega gente
que trabaja con él, ni amigos, ni personas ajenas a su círculo. Es un espacio
totalmente privado, sin nadie que pueda entrometerse o hacer un comentario
invasivo. Y siento que hoy mi comunicación con él es mucho más rápida, casi
telepática. Nos sigue tratando con mucho humor y con mucha gentileza”.
En el proceso de gestación de su último disco, Random, Charly
debió operarse de la cadera luego de sufrir una fuerte caída doméstica. Durante
el tratamiento, donde también debió enfrentar cuadros de fiebre y deshidratación
que lo llevaron varias veces a la clínica, Hayashida lo observó más cansado de
lo habitual, intentando recuperar fuerzas que parecían consumidas.
El chileno continua: “Ahora lo veo mucho mejor, pero cuando
estaba en pleno tratamiento estaba un poco sedado, no se mostraba tan activo,
porque estaba concentrado en su recuperación. Le costaba mucho, no podía
caminar con normalidad. Ahora camina un poco más lento, con dificultad, pero al
menos lo hace. Se está acomodando a sus exigencias actuales, muy de a poco. Y
el hecho de que vuelva a tocar es una señal de que tiene las pilas recargadas,
que quiere seguir en esto. Por lo demás, siempre fue flaco, así que con eso no
veo que sea distinto”.
Según Kiuge, parte de ese ánimo oscilante estuvo condicionado
por la muerte en 2014 de su amigo el guitarrista histórico, Carlos “el Negro”
García López, en un accidente automovilístico. “Ahí estaba bastante abatido,
fue algo muy duro”.
Ya exorcizado de todos estos problemas y superada la tristeza,
Charly finalmente terminó prácticamente solo Random, haciéndose cargo de
pianos, teclados, guitarras, loops y programaciones. Finalmente, Kiuge
participó de cuatro de los diez temas del disco y “Toño” Silva aportó las
baterías de solo uno.
Consultado por la posibilidad de una nueva gira con García Hayashida
prefiere relativizar el tema: “Con Charly nunca se sabe. El sólo quiere tocar,
por lo que nada en su carrera se puede descartar”.
El fuego sagrado de un mito
En su regreso a los escenarios, el músico concretó la primera presentación de Random, su nuevo CD. Pero los 400 fanáticos que llenaron la sala también pudieron disfrutar de sus clásicos, desde “Yendo de la cama al living” hasta “No llores por mí, Argentina”.
Y una noche, Charly García volvió a bajar de los cielos. En una movida sorpresiva, improvisada e inesperada, anunció ayer al mediodía que se presentaría en la sede de la calle Sarmiento de la sala Caras y Caretas. Antes que acudir al Faena o a cualquiera de los aforos en los que juega de residente, el músico eligió una de las principales vitrinas de la música popular y el under porteño. Este show no sólo significó su regreso a los escenarios, donde se lo vio por última vez como invitado del recital que Raúl Porchetto ofreció en el Teatro Coliseo, en septiembre de 2016, sino al Centro de Buenos Aires. Así que en apenas un tris, los 385 asientos con los que cuenta el teatro quedaron en manos de un séquito incondicional de fans al que no le tembló el pulso al momento de pagar los mil pesos que valía el ticket. Incluso la prensa, para poder ingresar, también debía comprar la entrada, por decisión del equipo del artista, quien corrió con la organización del evento en esta ocasión.
“Pan y vino, pan y vino. El que no grita García para qué carajo vino” o “Poropopó, poropopó, ésta es la banda de Say No More”, fueron algunos de los gritos de guerra de los seguidores de Charly, tanto afuera de Caras y Caretas, donde un grupo numeroso de público se apostó para escuchar el recital, como adentro de la sala. Una vez adentro, envuelta en un clima próximo a la celebración de una eucaristía, la audiencia no dejaba de manifestar su alegría por lo que estaba por disfrutar. Al punto de que algunos de los espectadores, entre los que se encontraban músicos locales en cuyos proyectos se percibe la huella del astro, como es el caso de Turf, Banda de turistas o Indios, no daban crédito de lo que estaban por ver. Y si. Luego de algunas recaídas y especulaciones recientes, nadie ponía sus fichas en el pronto regreso del bigote bicolor. Tampoco apostaban a que el recital comenzaría cerca de la hora esperada, a la luz del precedente de retrasos, suspensiones y caóticos conciertos que legó el cantautor en un pasado no tan remoto.
Si bien el show estaba anunciado inicialmente para las 21 hs, García desembarcó en el escenario 45 minutos más tarde. Precedido por una imagen que reproducía el choque del segundo avión en las Torres Gemelas. Una vez que su banda, conformada en esta encarnación por Fabián Von Quintiero (teclados), Rosario Ortega (coros), y sus sempiternos músicos chilenos Kiuge Hayashida (guitarra eléctrica), Toño Silva (batería) y Carlos Gonzázlez (bajo), aparecieron delante del público, el artista los secundó y se ubicó en su teclado. No sin antes recibir una gran ovación, sustanciosa y desbordada de emotividad. Luego de interpretar “La máquina de ser feliz”, primer single de su más reciente álbum, Random, publicado el 24 de febrero pasado, Charly se colgó la guitarra, sin abandonar la silla, para hacer “Ella es tan Kubrick” (acompañada por una imagen que rescató una de las escenas de 2001: Odisea del espacio). Y a éstas les siguieron “Primavera”, “Rivalidad”, “Otro”, “Lluvia”, “Believe”, “Amigo de Dios”, “Spector” y “Mundo B”.
Hasta este momento, y amparado por una banda de lujo, el músico (quien en la tarde del miércoles había realizado el primer ensayo del show, y antes de subir al escenario reveló que se encontraba nervioso) repasó todo el repertorio de Random. Esto significaba que el de anoche era la primera presentación formal –para no decir oficial– de su nuevo disco. Y vaya que se lo vio, pese a sus 65 años y a las secuelas de sus excesos, como en sus mejores épocas. Al menos emocional y artísticamente. Aparte de recurrir a ese humor al borde siempre de la ironía, con el que aludió a una carta (ficticia) que le mandó Yoko Ono, fue fiel a los arreglos de las canciones y a sí mismo. Lo demostró una vez que terminó de tocar su décimo tercer álbum en solitario, al disparar toda una artillería pesada de clásicos. Si Caras y Caretas ya navegaba en el limbo de lo imposible, con “Yendo de la cama al living”, “Me siento mucho mejor”, “Asesíname”, “No llores por mí, Argentina”, y “Tu vicio”, se prendió fuego. Uno sagrado, y durante poco más de una hora. Así que Charly García, el más emocionante, está de vuelta.
Por Yumber Vera Rojas Para P/12 PH: Sandra Calandrino
La carta que Charly publicó en Facebook a las 17:40
"Queridos Fans: Harto de las religiones que no unen a la gente, y sospechando el final de este planeta, me aboqué en la fabricación de una maquina que traería felicidad a Charly. Charly, gente que divide el mundo, con paredes “THE WALLS” Su símbolo es un pescado. “Lennon era mas famoso que Cristo” y el no estaría ajeno a esto. El sacrificio de este mártir, que dijo “TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR”. Yoko Ono, me mando una carta… decía “un sueño que soñas solo, es solo un sueño, un sueño que soñamos juntos, puede ser una realidad”
WAR IS OVER"
Lista de temas:
La máquina de ser feliz
Ella es tan Kubrick
La primavera
Rivalidad
Otro
Lluvia
Believe
Los amigos de Dios
Spector
Mundo B
Yendo de la cama al living
Asesíname
Me siento mucho mejor
No llores por mí, Argentina
El aguante
Rosario acaba de cumplir su gran sueño: grabar un álbum junto al genial Charly García.
Instalada en Palermo Chico, muy cerca de Julieta, su hermana mayor, Rosario encara esta primera parte del año a pura novedad. El lanzamiento de Random, su primer disco de estudio junto a nuestro prócer del rock, el gran Charly.
–¿Cómo fue el proceso de grabación del álbum?
–Diferente. Primero porque nunca fue pensado como tal, sino que se fue armando con base en los encuentros en el estudio, con mucha improvisación y creación sobre la marcha. Charly no es metódico en nada. Es muy difícil, por ejemplo, hacer tandas de voces o de guitarras con él. Quizá está con el piano, se aburre y enseguida agarra los sintetizadores. Es como un niño en eso. Y quizá vos pensabas que esa era la toma de las voces y te quedás ahí parada, cantando sola (risas).
–¿Tuviste que sacarle la imagen de ídolo para trabajar con él?
–No. Pero porque jamás lo vi así. La verdad es que nunca tuve ídolos. A Charly lo respeto muchísimo, lo admiro un montón pero no tengo ese culto o adoración que suelen tenerle muchos. No lo veo como a un Dios indestructible. Sí como a un genio, de esos que aparecen muy cada tanto.
–¿Conociste también su famoso lado B?
–Mmm, quizás alguna vez que se haya perdido en el hotel en una gira, o ciertas locuras sobre el escenario, pero nunca nada grave. Conmigo jamás fue desubicado ni muchísimo menos. Siempre sentí su respeto y se lo re-agradezco. Desde que empecé a trabajar con Charly, lo que más quise fue grabar un disco con él. Me encantaba cantar en vivo pero no dejaba de sentir que eran canciones hechas, que ya habían sido cantadas por otra gente. Soñaba con cantar temas que no se hubieran escuchado nunca. Y se me cumplió. Lo proyecté y ocurrió. Y siempre le estaré agradecida a él por haberme hecho partícipe de algo así.
–¿Te pesa el qué dirán? ¿El “canta con él por ser la hija de Palito”?
–Al principio quizá sí. Pero después entendí que para la mayoría de la gente en las redes, la diversión pasa por tirar frases de ese estilo. Ya estoy inmune a eso. Igual, debo decir que recibo muchos más mensajes positivos que negativos. Si hay algo de incomodidad que siento por estar ahí es sólo por esa culpa general que tenemos a la hora de ocupar un lugar. No sé bien cómo explicarlo, quizá porque es más un mambo mío que otra cosa. De cualquier manera, sé que tengo todas las condiciones para cantar junto a Charly. Y también lo digo con muchísimo respeto a Hilda [Lizarazu] y a todas las cantantes que estuvieron antes con Charly. Pero insisto: no me siento una ladri cantando con él, para nada.
Por: Francisco Ganduglia Ph: Sebastián Arpesella Nota Completa: El Planeta Urbano
Estaba esperando encontrar una crítica de Random que cuadre
en alguna medida con lo que yo pienso. Como no soy escritor (ya lo habrán notado) y
mucho menos puedo hacer un análisis objetivo sobre cualquier tema que concierna
a Charly García, les comparto la que escribió Martín Zariello.
Martín es el autor Marplatense de “No bombardeen Barrio Norte” uno de los
últimos libros sobre la obra de Charly García (ademas es el responsable del blog http://ilcorvino.blogspot.com.ar).
Sobre la historia de Random:
Siete si se cuenta la edición oficial de Kill Gil en el
2010. Una década si nos remontamos a la versión filtrada de ese mismo álbum en
el 2007. Lo cierto es que desde 1972 nunca este país había pasado tantos años
sin acceso a las canciones nuevas de Charly García. Argentina podría dividirse
(una vez más) entre los que creen que esto es traumático y los que ni siquiera
se enteraron. Viva la rivalidad.
Es imposible extraer el disco del contexto en el que se
graba y se edita. Probablemente lo sea con todos los discos, películas y libros
que existen, pero Random no es cualquier cosa. García no toca en vivo desde
marzo del 2014 (show en el marco del Cosquín Rock). A partir de ahí comenzó una
etapa de poco contacto con la prensa y apariciones esporádicas en recitales de
amigos (Fito, Lebón, Juanse, Palito). Episodios como la muerte del Negro García
López, su operación de cadera y las internaciones de diciembre último
confluyeron para instaurar una preocupación real con respecto a su estado de
salud.
En este país a los miedos clásicos (la muerte, el desamor,
quedarse sin trabajo, no clasificar al Mundial) habría que sumarle el miedo a
que se muera Charly García.
Además la figura de Charly parecía haber perdido cierto
terreno en el imaginario del rock argentino. El consenso post-mortem con
respecto a las obras de Spinetta y Cerati dejaba a la de Charly, todavía en
tránsito, en un lugar incómodo. Además la proliferación de espectáculos
retrospectivos (El concierto subacuático, 60X60, La dimensión desconocida,
Líneas paralelas) expuso al repertorio a un desgaste puntual, que hizo más
evidente la ausencia de creaciones nuevas.
Aunque decir que García no hizo canciones desde el 2009 a
esta parte sería un equívoco. Que fuera de un círculo muy específico de
"aliados” casi nadie les haya prestado atención es otro tema. La primera
fue “Deberías saber por qué”, single del Regreso del 2009, que lo mostraba en
un registro algo impersonal para su habitual grado de predominio como autor. La
segunda fue tocada en los shows del 2010 pero no apareció nunca más en las
listas: “La medicina del amor”. Después hubo covers (“Venus”, de Televisión;
“Desolation Row”, de Dylan), cuya mayor virtud tal vez era la elección del tema
pero no su ejecución. De hecho “La máquina de ser feliz”, tema estrenado
oficialmente el 5 de febrero pasado, ya cuenta casi con un millón de visitas en
YouTube (una nimiedad para un artista de moda; un buen número para un músico de
la generación de Charly) mientras una versión demo que García cantó del mismo
tema dos años atrás en Viudas e Hijas del Rock and Roll (Telefé) hasta hace
poco contaba con menos de treinta mil reproducciones.
En medio de ese clima desfavorable comenzó a circular la
versión de que García estaba grabando un disco con canciones nuevas. Esto ya se
había dicho ni bien García volvió al ruedo en el 2009 (Palito hablaba de
canciones compuestas y grabadas en el estudio de su quinta), pero volvió a
cobrar fuerza, a partir del 2013/14. De hecho Samalea contó que le dio el demo
a Joe Blaney hace un par de años (Blaney, confundido por el packaging que había
armado García, contestó: “¿Qué mierda es esto?”). Los blogs de fans y grupos de
Facebook que siguen el derrotero de Charly con el interés que ya no le dedica
la prensa especializada (http://elblogdecharlygarcia.blogspot.com.ar
, https://www.facebook.com/Partedelareligion)
publicaron la lista de temas, con leves variaciones en los títulos, un par de
veces.
Sin embargo, a excepción de sus allegados más íntimos, nadie
sabía muy bien cómo eran los nuevos temas de García. Y si gracias a YouTube se
conocían versiones inconclusas y precarias que Charly había mostrado por ahí
(tocó “Ella es tan Kubrick” previo a su homenaje a Cerati en la Televisión
Pública, durante el 2014 y “Lluvia” en el programa Net de Fox Sports, en 2015),
tampoco se sabía cómo iban a sonar en un disco. En su libro de memorias, Fito
Páez cuenta un episodio cuya estructura remite a la de ciertas enseñanzas
orientales. El 17 de noviembre del 2015 visita a Charly en la clínica, quien se
encuentra ahí después de la operación de cadera. Charly invita a Fito a
escuchar el disco nuevo y le dice que lo va a grabar en el Hotel Faena y que
después liquidaría el asunto en los estudios Criteria (Miami), con Joe Blaney.
Una vez terminada la escucha, Fito, entusiasmado, le dice que “hay que grabarlo
ya”, refiriéndose al trabajo con los músicos, la mezcla y la producción que
habían mencionado un rato antes. “No, ya está hecho” fue la respuesta de
Charly.
Para terminar esta combinación de sucesos desafortunados
García no tenía contrato con ninguna compañía discográfica, lo que nos lleva a
preguntarnos si un tipo como Charly García no se merecería un poco más de lo
que tiene, es decir, un trato más digno de parte de quienes se hicieron ricos
con su música. Es más, hasta hace poco García ni siquiera tenía un canal VEVO en
Youtube o una página oficial en Facebook, datos algo superficiales, es cierto,
pero que también hablan de cierta indiferencia de la industria hacia su obra.
Por eso algo tan burocrático como su firma con Sony, en los primeros días de
este año, para muchos fue similar a la realización de un acto de justicia.
El disco
La impresión general que causa Random, incluso en personas
que no son muy fans de Charly, es que sus canciones, independientemente del
gusto de cada uno, son verdaderos tesoros para un tiempo signado por la pérdida
de los cánones culturales del siglo pasado. Muchos comentarios en YouTube
(probablemente alguno de los usuarios jamás haya escuchado a Charly),
celebraron la aparición de “La máquina de ser feliz” en “tiempos de Marama o
Agapornis”. En ese sentido la celebración del disco como un hecho moral y
utilizado para rebajar otras tendencias musicales implica un distanciamiento si
es que los fans de Charly no queremos caer en posturas algo anacrónicas. En
todo caso Random es un caso de ética musical llevada al extremo. Es Charly
García mientras “la Parca empuja” pero haciendo música. Una vez más, claro,
pero cuando parecía que de verdad su obra había sido clausurada. El hecho de
que se haya hecho cargo de casi todos los instrumentos tampoco puede pasar de
largo (lo acompañan Rosario Ortega en coros, Samalea y Toño Silva en batería y
Kiuge Hayashida en guitarras). Es el hilo que lo conecta con Yendo de la cama
al living, ahora con algunos puntos más en la escala épica.
El adelanto del disco, “La máquina de ser feliz”, suponía un
trabajo quirúrgico de producción. Más allá de las polémicas sobre si el tema
era una obra maestra o una mierda (sólo hace falta acceder al archivo para
entender que la carrera de Charly siempre generó grandes amores y grandes odios),
la disyuntiva que planteaba Random estaba en el equilibrio entre la esencia
(camaleónica, intacta) de Charly y la producción de Joe Blaney y Nelson Pombal
(al parecer el trabajo de mezcla del primero se acotó a “La máquina…”, quien en
ese plano ejerció el rol de soldado de Charly fue Pombal). Es decir, por un
lado Kubrick, Chopin, la capacidad única para decir “inocencia artificial” y
conmover. Por el otro, el mastering de Ted Jensen, un sonido “apto para todo
público” frente a la crudeza intervenida de la era Say No More, cuya huella más
significativo en “La máquina…” se encuentra en el procesamiento de la voz de
García, algo usual en discos de otros artistas que en este caso resultaba algo
ominoso. En un principio.
Habría que rastrear bastante para encontrar el último disco
que causó tal expectativa colectiva. Escuchar Random se asemeja, entonces, a
desactivar una bomba pero también a recibir unos últimos e inesperados minutos
de adolescencia. Enumerar las canciones, después de tantas reseñas atinadas, sería
algo redundante. Sólo decir que “Mundo B” es un tema que pudo haber entrado en
Kill Gil (lo tocaba en el 2005) y que “La primavera”, con otra letra e
instrumentación, era conocida en algunos audios piratas como “El hombre de
atrás”. Tal vez la clave se encuentre en que ese conflicto entre esencia y
producción, salvo algunas excepciones, está resuelto de una manera efectiva y
por momentos conmovedora. Incluso Random es un disco con la impronta típica de
su autor (melancolía, oscuridad) pero cuenta con una frescura que permite que
las canciones se deslicen por una cinta imaginaria. El tiempo, verdadero aliado
de Charly García, ahora naturalizó y le otorgó cierta belleza a esos climas enrarecidos que tanto molestaban
en 1996 (voces que dicen algo que no se entiende, disonancia, en fin, “caos”).
La era post Palito generó una duda que es parte del mito de
origen del rock: la sospecha de que el artista (McCartney, Dylan) había sido
¡cambiado! por otro. “¿Quién es la persona que está ocupando el lugar de Charly
García?” se preguntó Fabián Casas en un texto con un título elocuente: “La
venganza de Palito”. Random es la verificación de una vigencia insoportable.
Por último sólo quería acotar que es simplemente
gratificante y glorioso escuchar en febrero de 2017 a García quejándose de la
gramática de los celulares en “La Primavera”, interviniendo la lírica de una
canción de amor en “Spector” con el verso “Yo te mostraré el camino entre la
cana y los demás”, puteando en ese hallazgo sintético llamado “Otro”,
sampleando sus quejidos en el minuto 1:47 de “Rivalidad”, mandando que “toda
esta mierda sucedió el día que Tinelli nació” en “Los amigos de Dios” y que
“los muertos están de moda” en el “Mundo B”, dándose el gusto de adecuar “Full
Metal Jacket” a la métrica de una canción rock-pop, jugando a ser un Beatle,
mostrándole a las nuevas generaciones cómo se hace un fade-out, hallando por
enésima vez el estribillo ecuménico (“cambiarme, baby, cambiarme baby” de la ya
mencionada “Rivalidad”)), haciendo el mundo mejor con su entrañable colchón de
teclados , desconociendo por completo la corrección política y las modas, citando
melodías propias y ajenas hasta comprender que Random no era cualquiera cosa
sino justamente eso: un paisaje sonoro aleatorio, donde caben Phil Spector y Frédéric
Chopin, Sui Generis y Cómo conseguir chicas, el constant concept y Erik Satie.
Un lugar donde Charly García siempre estará vivo.
Por Martín Zariello
El “objeto” Random
Voy a agregar algo en lo que Martín no se explaya y es en el
arte de tapa.
Realizado por García, es un collage expresionista, bien conocido
por los que lo seguimos y que se puede
apreciar al máximo en su libro “Líneas Paralelas”. En este caso hay una figura femenina pintada sobre la foto de la cocina que sería la
de su departamento de Coronel Díaz. Detrás hay un caos gráfico.
Además incluye en el
dorso un gran pez pentecostal calado cuyo centro es el ojo de Charly que nos
mira desde el sobre interno. Otro punto interesante en el arte interno del
disco es que toda la tipografía esta tachada, incluidas las letras de las
canciones y los agradecimientos (exepto las dedicatorias a Maria Epumer y a el Negro López), posiblemente sea un homenaje a David Bowie que
uso el mismo recurso en su disco Heathen.
Ayer y luego de que se viralizara un video tomado cuando Charly García abandonaba su departamento en Palermo, muy delgado y caminando con dificultad, Rosario Ortega (que integra su banda); despejó dudas y especulaciones acerca de su estado de salud.
“Les cuento que Charly está muy bien. Estamos tocando, ensayando para ver como suenan los temas en vivo. sé que hubieron algunas imágenes en las que se lo veía caminando medio mal pero bueno fue un mal día ese. La verdad es que él tiene días que a veces está mejor que otros y justo, lamentablemente, lo agarraron en un día así, se está rehabilitando con ayuda para poder llegar a caminar bien.
Pero bueno, la verdad es que está muy bien, está cantando, no tiene ninguna enfermedad de la que dicen que tiene. Estamos acá en la sala, justamente ahora (10:00 AM) y está muy bien, estamos tocando los temas del disco que es lo importante que esta buenísimo.
Así que eso es lo que puedo decir, estamos juntándonos todos los días a tocar y yo lo veo súper bien, lúcido y con ganas de cantar este disco Random que esta buenísimo".
Charly García lo definió como "testigo mudo e
invisible". Lo cierto es que Fabián "Zorrito" Von Quintiero
absorbió el rock como audiencia para luego transmutar su sabiduría creando el
rock arriba del escenario con los más grandes del rock nacional. Empezó a
formar parte de la banda estable del astro, entre 1987 y 1995, con el que grabó
discos icónicos como "Cómo conseguir chicas", "Filosofía barata
y zapatos de goma", "La hija de la lágrima", entre otros. Más
tarde tocó una década con Los Ratones Paranoicos.
Y da la primicia más esperada: Charly lo convocó para
ensayar su nuevo álbum, "Random", lo que significa que el astro ya
considera volver a los escenarios.
—Debutaste en primera en el mundo de la música: a tus 18
años empezaste a tocar con Soda Stereo y a los 21 con Charly García, ¿qué pasaba
por tu cabeza en ese momento?
—Estoy criado con el rock nacional, me formó la cabeza y la
personalidad. Y como audiencia disfruté de Charly, Spinetta y después tuve el
honor de pasar al escenario. En ese momento me superaba la intensidad de todo
lo que estaba viviendo. No tanto con Soda, porque yo empecé cuando ellos recién
estaban arrancando y no se sabía que iba a ser la leyenda que después fue.
—Integraste discos de Charly como "Filosofía barata y
zapatos de goma" y "La hija de la lágrima" ¿Qué te pareció
"Random"?
—Lo estoy ensayando. Hace 3 días empecé a ensayar de nuevo
con Charly. En este disco no estoy porque me agarró trabajando en mi programa
"NET" (Fox), que es una experiencia que quería hacer, el formato
clásico de late night show con la banda en vivo. García hizo "Random"
de una manera muy artesanal, iba a la sala, grababa y experimentaba. El tenía
la idea de tocar todos los instrumentos, así que en este disco no estoy.
— ¿Van a salir de gira?
—Recién estamos empezando a ensayarlo, supongo que en algún
momento sucederá.
— ¿Cómo es tocar con Charly? ¿Es más riguroso y meticuloso
que Gustavo Cerati?
—Gustavo era muy técnico y profesional con el sonido.
Necesitaba tener la cancha más ordenada. En cambio García puede ensayar en
otras condiciones también. Para mí ha sido más bravo ensayar 20 horas seguidas
con Charly. Lo que tenía Gustavo es que en las 4 horas de ensayo no se perdía
el tiempo. Gustavo era más detallista, Charly es más crudo.
—Llevaste una vida agitada entre las giras y las
grabaciones, ¿se puede ser un rockstar sin caer en la famosa triada de sexo,
drogas y rock and roll?
—Se re puede. Soy de una generación que empezó a permitirse
ser distinto dentro del palo. En el sexo es difícil decir que no. A las drogas
hay que decirles que no, lastiman mucho y son difíciles. Uno puede ser recontra
rockero y no estar en esa. De hecho, las nuevas generaciones son mucho más
"clean" (limpias). Creo que se puede prescindir del sexo y las
drogas. Lo que no se puede es no hacer rock.
El tecladista y bajista llega a Rosario en el marco de “Asunto
Tango” para presentar su show "Tangolencia Rockera", junto al cantor
Cucuza Castiello, referente del 2 X 4, un show que él define como "rock
con jugo de tango". La cita es mañana, a las 21.30, en la Terraza de la
Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Estas canciones suenan como los
"tangos del futuro", aseguró Quintiero. Mañana en Lavardén
Por Luciana Boglioli para La Capital.
Ensayo de “The Prostitution”
Hace tres días se empezaron a difundir mediante redes
sociales imágenes y videos (ver incluidos) de los ensayos de Charly García. En
ellos se puede ver a casi toda la banda que lo viene acompañando, el Zorro Von
Quintiero, el trio de Chilenos (incluido el bajista Carlos Gonzales que no
participó en la grabación de Random) y Rosario Ortega que se lució haciendo las
segundas voces del disco. Fernando Samalea que grabó algunas baterías en Random
no es de la partida ya que se encuentra de gira junto a Mariana Fages y
Fernando Samalea presentando "Mototour 2017"en formato dúo.
El Zorro escribió como pie de una foto donde se ve el
ensayo: “Mira vos donde estamos otra vez. De nuevo suenan las canciones de
siempre y las nuevas. Otra vez en la ruta del tentempie!”.
¿Habrá presentación de
Random? Solo Dios sabe, mejor dicho, solo Charly lo sabe que es, casi casi, lo
mismo.