Hace días salió a la venta Un Dios aparte, tras los pasos de Charly, el segundo libro de Miguel Dente dedicado a indagar en la obra de grandes autores del rock argentino, con el rastreo de todos los datos posibles –shows, tributos, ediciones, rarezas– alrededor del músico. Antes lo había hecho con la figura de Luis Alberto Spinetta en Ticher de luz, un gran trabajo para coleccionistas y fans.
–¿Cuál fue el impulso para realizar Un dios aparte?
–Editorial Distal había editado en el año 2000 mi libro Transgresores, que ya hacía mención a estos “próceres” de nuestro rock. Pero ahora quisimos realizar una colección. El libro surge para redimensionar la obra de un gigante, la misma que tantas veces ha quedado eclipsada por anécdotas o superficialidades que poco tienen que ver con semejante grandeza.
–¿Cuáles fueron las repercusiones de Tícher de luz?
–Considerando que el libro fue lanzado por una editorial joven, cuyo ambicioso anhelo es el de poder editar la primera colección de libros sobre rock argentino y que, en mi caso, vengo de otras actividades ajenas a la música, siento que la respuesta ha sido muchísimo mayor a la soñada alguna vez.
–Charly es un caótico generador de datos, shows y canciones... ¿Te fue más complicado que con Spinetta?
–En realidad, la información sobre Spinetta es más difícil de rastrear. Pero García es tan mediático que había que seleccionar muy cuidadosamente el material. Luis es más “prolijo” pero requiere de más tiempo de análisis hasta llegar al fondo de su discurso, mientras que Charly termina siendo predecible dentro de su propio caos.
–Cada capítulo abre con declaraciones de Charly. ¿Cómo las obtuvieron?
–Nora Lezano –responsable de la foto de portada– me contactó con Mecha Iñigo, la novia de Charly. Después Charly, vía mail, me dio la posibilidad de contar con opiniones exclusivas para introducir cada capítulo temático.
–¿Por qué empezar por Spinetta y Charly?
–Por una preferencia personal y porque son artistas que, musicalmente, siempre pusieron en riesgo el éxito que han conseguido. Charly se confiesa discípulo de Luis pero, a esta altura, las dos obras hablan por sí mismas y por igual. Spinetta mantiene su vigencia intacta desde el primer día y cosecha la admiración incondicional de sus pares. García no se cansa de dar batalla y siempre sale victorioso.
Por Majo García Moreno
Fuente: Tiempo Argentino
Nota: Cinema Verité agradece al autor la mención en el libro como fuente consultada.
“ES UN REY DE LA EXPOSICIÓN”
Recién entrado el año, Miguel Angel Dente publicó un libro destinado a seguir a Luis Spine-tta en su búsqueda lumínica. Lo llamó Tícher de Luz y fue –es– un trabajo exhaustivo, sistemático, sobre el total de su obra. Data pura, completa, chequeada y entretenida por sus giros: datos y comentarios dispersos, canciones desmembradas, un riguroso cuestionario de doce preguntas “exclusivas” vía e-mail, alguna perlita fotográfica y todo para el bolsillo del melómano en módicas 180 páginas. No pasaron seis meses para que este diseñador gráfico y loco de la música devenido “periodista de rock” se copiara a sí mismo y tendiera las mismas coordenadas para inmiscuirse en otro amplio mundo de detalles, el de Charly García. “La investigación fue diferente para uno y para otro porque, mientras Spinetta requería de profundizar en la búsqueda de datos, porque su cosa íntima es más reservada, Charly es un rey de la exposición. Con solo investigar los diarios más importantes no terminás nunca de ver notas suyas. Por un lado, tuve que buscar muchos datos y por otro descartarlos... y en ambos casos fue complicado”, se ríe Dente, uruguayo nacionalizado argentino.
Un dios aparte –así le puso– es, dicho está, el segundo capítulo de una saga que el autor tiene pensado extender, bajo el mismo concepto, con las vidas y obras de Gustavo Cerati, Fito Páez, Pedro Aznar, Litto Nebbia y Andrés Calamaro, entre otros, bajo el corpus general de Colección Disconario. “La idea es hacer una colección de libros de rock argentino. Se arrancó por Spinetta y Charly por tres razones: preferencias personales, repercusión y trayectoria, y creo que, haciendo un recorrido hacia atrás, resulta inevitable empezar por ellos dos”, insiste Dente, cuyo debut en el rubro fue a través del libro Transgresores. “Otro rasgo es que para el resto de los artistas voy a utilizar el mismo criterio metódico, taxativo y sistemático: día y año tanto de los conciertos como de la edición de discos, opiniones de y sobre el artista a través del tiempo, reviews personales sobre cada disco, en fin, ir de lo general al detalle y hacer un conjunto.”
–El diseño es parejo no sólo desde el abordaje, sino también desde la estética y la imprenta. Los textos salteados permiten una especie de lectura virtual-impresa, en desmedro de la lectura corrida, clásica.
–Lo digo como lector: Quiero leer esto ahora y voy a la página tal. Hay mucha gente que empieza a leer por atrás, o por el medio, o por el final, y este libro lo permite por la manera en que está estructurado. La idea de la colección era ésa, que no fuera algo tradicional a la hora de leerse, como esas películas que mandan diferentes planos temporales.
En el caso de Un dios aparte, es posible abrir hojas al azar y enterarse –o recordar– de que un púber Charly salió segundo en el concurso televisivo Si lo sabe cante, de Roberto Galán. Que Eduardo Falú fue el padrino del primer recital de Sui Generis (1970, Galería Nexo) o que este oído absoluto una vez se llevó música a marzo por desconocer las biografías de Bach y Mozart, que trabajó de inspector gastronómico, tocó el cenicero en “Peperina”, salía a la calle envuelto en una frazada, terminó en un hospital de Texas luego de romper una Gibson contra un espejo (cebado por haber visto a Pete Townshend) y tiró frases del tipo “En mí país es más importante lo que dicen los medios que la ley y hemos sido nosotros los que establecimos ese juego, están sobrevaluados”. O la famosa: “Si ellos, pastores, están con Dios... ¡que viva el diablo!”. “En una vida tan pública, mediática e intensa hay datos que uno saca y a veces tiene un poco de miedo en editarlos. Hay que arriesgarse”, reflexiona Dente.
–¿Con qué data tuvo que “arriesgar”, en este caso?
–Hubo un recital que teóricamente hizo La Máquina de Hacer Pájaros para los soldados que participaban de un operativo en Tucumán. Lo confirmé hasta donde pude.
–Sí, efectivamente, La Máquina tocó en la plaza de San Miguel para los soldados que estaban participando del Operativo Independencia contra la guerrilla.
–No es un dato muy difundido. Leés cincuenta fuentes y aparece sólo en una, y entonces dudás.
–José Luis Fernández, el bajista de La Máquina, dijo que en el avión alguien llevaba marihuana en el estuche del instrumento ¡en un recital organizado por los militares! Además, había tipos bailando en zunga a los costados del escenario...
–Comparado con lo de Spinetta leyendo “Cementerio Club” en la cárcel o Charly explicando en Uruguay por qué “Botas Locas” decía tal cosa, es un dato inédito.
–¿Qué criterio utiliza, entonces, para hacer los recortes personales, más allá de las exigencias del formato?
–Se le trata de dar un perfil coherente a la colección: no ser obsecuente, que figure la mayor cantidad de datos posible y que estén equilibrados los capítulos temporales con los temáticos. Que la densidad de datos no eclipse los afectos, la política. Por eso aparecen intercalados.
–¿Y puntualmente en el caso de García?
–Lo podés hacer por su vida personal, los escándalos, las internaciones o desde la obra, o desde su relación con la política. Entonces, todos esos datos necesitan un recorte, y el criterio es hacerlo para que los escándalos no superen otros aspectos. No se pueden soslayar, claro, por eso hay un capítulo dedicado a revisar en qué situaciones él fue responsable y en cuáles no. Y aclarando que, pese a que le moleste, van a aparecer en el libro. Por ejemplo, con Cerati y Calamaro se ha cruzado mucho y eso podría transformarse en lo central del libro si no hubiera un equilibrio.
–¿Por qué Un dios aparte?–Por dos situaciones que se juntan: un dios aparte fue el que tuvo para atravesar las diferentes crisis por las que pasó y, por otro, porque muchos lo consideran un dios aparte, me refiero a los que lo bancaron en las peores.
–¿Qué implican Spinetta y Charly para usted?
–Spinetta es la sutileza, la letra fundida con la música, un producto único. Charly es el golpe en la cara, el desparpajo, la fuerza, el que te hace reaccionar; son dos caras de una moneda necesaria.
Por Cristian Vitale
Fuente: Pagina/12
Gracias por sumarse a esta cadena de generosidades. Desde Nora Lezano que aportó su fotografía y me contactó con Mecha, quien me dio la enorme posibilidad de que Charly dijera presente en el libro con sus lúcidas respuestas, pasando por Majo y su hermoso y desinteresado repo para Tiempo Argentino hasta ustedes, haciéndose eco de este nuevo lanzamiento. Un millón de gracias por su aporte. Miguel Dente, el autor.
ResponderEliminarLes quería comentar que también salió este lunes pasado una nota de una página en página 12 por si les interesa tomarla para el blog. Gracias x todo! Miguel Dente.
ResponderEliminarQuerido Miguel, gracias a vos por tomarte el trabajo de investigar la obra completa de un artista tan grande como lo es Charly mas allá del personaje que tambíen sin dudas es.
ResponderEliminarAbrazo!
Liman, te quería comentar por si te interesa para el blog q en el la web del libro aparece la nota q sacó Página/12 al respecto y los audios de algunas entrevistas q podés tomarlas si querés y están realmente buenas (si podés citá la fuente). Hay previstas otras tres y en todas se habla de Charly, claro está: en la Rock & Pop, en FM La Tribu y para una radio cordobesa. Mil gracias x tu ayuda. Miguel Dente.
ResponderEliminarGRACIAS, LIMAN!
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