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martes, 26 de noviembre de 2019

Fernando Samalea edita “Nunca es Demasiado”, el cierre de su trilogía autobiográfica

El libro cierra la trilogía que comenzó en "QUE ES UN LONG PLAY" (2015) y continuó en "MIENTRAS OTROS DUERMEN" (2017) y abarca el período 2010-2017. Como los dos sucesores, contiene más de 500 páginas y 32 especiales para fotografías.
Un relato cronológico del período 2010-2017, acerca de García & The Prostitution, el francés Benjamín Biolay, el Sexteto Irreal, la Orquesta Hypnofón, el inglés Phil Manzanera, CocoRosie, Los Quietos, los norteamericanos de Electric Gauchos y Tiny Orchestral Moments, el Mototour sudamericano con Marina Fages, Diego Frenkel, Tony Levin, el mundo Ortega, los periplos motociclísticos, la alquimia de los cócteles y los álbumes de bandoneón, entre muchas otras cosas vividas por el autor.


Odisea en Sunchales

Después de la tempestad, viene... otra tempestad. De cómo pasar de motociclista de carreteras a golpeador de maniquíes. The Prostitution en todo su esplendor.

En lo que respecta a las costumbres, nuestro Héroe Nacional solía monologar con onomatopeyas y expresiones faciales que bien merecerían un Oscar, mientras cuatro o cinco lo escuchábamos rodeando un sofá. Las discrepancias no eran habituales. Charly García se sabía único en su especie. Tenía con qué para liderar una cruzada y desarrollar sus “principios monárquicos”, sin el más mínimo reparo en mostrarse como fuese delante de todo el mundo.
Éramos una especie de familia, aunque quizá no de las que fomentan encuentros culinarios los domingos, llevan niños de picnic o contratan seguros médicos.

—La puesta la va a hacer Renata Schussheim, you know? ¡Ojo al piojo! —agregó—. Y mandamos un trencito eléctrico por el escenario, como si cada uno fuese una estación con instrumentos o whatever. Luego ponemos maniquíes de minas y sale el concepto de La nieta de la lágrima, con sonido estéreo de perspectiva cerrada... ¡¡¡Ughhh!!!
—...
—Podríamos llamarnos Los Incapaces. O si no, Los Influenciables, ¡ese me gusta más! —gritó abriendo las manos a modo de coreografía.

Sus planes tronaban a paso firme, como el avance de un ejército. Aunque en su boca sonasen a mitos anteriores a Adán y Eva, sabíamos que se cumplirían de una u otra forma. Mi testimonio será acaso humilde, pero no menos imparcial. Era el lunes 19 de septiembre de 2011 y estábamos a punto de actuar en el Club Unión de Sunchales —una pequeña ciudad santafesina—, como parte del Festival Prevemusic. Se había anunciado también a Vicentico, Ciro y los Persas y Las Pastillas del Abuelo. El líder de The Prostitution, prometiendo con bombos y platillos “un recorrido por toda su historia”, ya había superado la mediática recuperación en la quinta de Palito Ortega, dos años atrás. A veces, parecía darle la razón a los malpensados y dejaba aflorar el Satanás que todos llevamos dentro, como en sus épocas de rubio teñido, cuando aseguraba que el secreto de la felicidad era “menta, agua y dos hielos” y cada reportaje suyo cobraba carácter de diatriba. Pero sus dotes artísticas continuaban midiéndose con las de los grandes de todos los tiempos, a través de melodías y armonías que generaban emociones únicas en los receptores neurológicos.
¿Quién podría negarlo? Nuestros inconscientes colectivos estaban abarrotados de canciones de Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros, Serú Girán o sus discos solistas, que le daban quórum para autoproclamarse Emperador del Universo. Además de sentido del humor, tenía mucho magnetismo y algo de conde Drácula, pero sin disimular una dosis de ternura. Estar en su órbita podía impactar tanto como presenciar un accidente.
Tras innumerables cambios de managers y productoras, no sorprendería que ocupase otra vez las páginas policiales. Ciertos editores amarillistas ya estaban regocijándose, enviando al acecho a cuanto periodista especializado en golpes bajos se preciase de tal. Pachorra, un antiguo asistente de la época de Los Enfermeros, se desempeñaba ahora como organizador. O al menos eso intentaba. Bonachón, de ojos vivaces, nariz ancha y aspecto de Pedro Picapiedra, solía facilitar todo pedido excéntrico de García. También había entrado en escena otro sujeto, calvo y treintañero, como manager personal, un cargo que bien podía elevarlo al nirvana, librándolo de todo sufrimiento en vidas futuras, como exactamente lo contrario. El hecho de desempeñarse en ello era algo que únicamente él podía defender. Paladín de la falta de tacto, acostumbraba tomar el rostro de Charly y besarle ambas mejillas, proferir epítetos como los que suelen usarse con un bebé y afectar la voz con dudosos “holis” y “chuchis”. Lo hacía sin advertir que, tratándose del destinatario, bien podía recibir una granada o un chorro de lanzallamas como respuesta.
Desde hacía un par de meses, yo me había sumado a The Prostitution como bandoneonista y vibrafonista, aunque no lo fuese en ninguno de los dos casos en el sentido ortodoxo. Apenas tenía escrúpulos en llevar esos motes. El grupo se completaba con los fieles chilenos Kiuge Hayashida, Toño Silva y Carlos González, mis excompañeros Carlos García López y Fabián “Zorrito” von Quintiero, y la joven cantante Rosario Ortega, más el anexo del trío de cuerdas que conformaban Alejandro Terán, Julián Gándara y Christine Brebes. Haciendo gala de un humor corrosivo (aunque con cariño), el Artista solía llamar a los transandinos “Red Hot Chile Peppers” o “Los Mineros”, refiriéndose al caso reciente de los treinta y tres operarios chilenos que habían quedado atrapados en una mina y fueron rescatados de forma cinematográfica ante los ojos del mundo.

Al convocarme en ese rol, García había sugerido que tocase además algunos elementos electrónicos. Sin embargo, que haya llevado unos pads al primer ensayo no pareció convencerlo demasiado. Se paró unos segundos frente a mi set y, levantando luego el dedo índice en señal de clarividencia, esbozó:

—Vos tendrías que tocar con un maniquí de mujer... No, no, pará, con uno solo, no. ¡Mejor con uno y medio!
—¿Perdón? ¿Cómo? ¿Qu’est-ce que tu dis? —respondí sin entender.
—Claro, traemos un maniquí y le ponemos sensores o un cataflón en la cabeza o en el culo, por ejemplo, y vos le das con un caño con palitos de batería, disparando sonidos o la chofla de la lora con un chufli-chufli y listo... ¿Te va? —propuso, haciendo la mímica de enchufar un cable.
—Ehhh... No es lo más romántico o caballeroso que haya hecho en mi vida. Mmm..., no sé qué van a pensar las chicas. Pero, dale, muchacho, por vos lo que sea.
—¡Bien! ¡Así me gusta! Tiene que ser uno y medio, sí o sí. Una mina completa y otra por la mitad, de esas que son solo piernas de la cintura para abajo, ¿okey? —dictaminó, emparentándose a Arquímedes o a Copérnico y sus fórmulas cruciales para el destino de la humanidad.

No pasaron ni quince minutos hasta que observamos al bueno de Mauro Rogatti, uno de los roadies, entrar con tal requerimiento. Ubicamos el “maniquí y medio” a un costado del vibráfono, para colocarle los sensores en el cuello, en la muñeca derecha y en la pierna. Luego, elegimos con paciencia los sonidos del módulo Alesis D4. ¡Estaba transformándome sin quererlo en el primer instrumentista golpeador jamás cuestionado por ello!
Yo había llegado a Sunchales a bordo de la flamante motocicleta La Idílica. Circulé por la ruta 34 durante varias horas hasta alcanzar el kilómetro 228 en la localidad de Rafaela, donde se alzaba el Hotel Campoalegre, asignado a nuestra comitiva.

—¡Qué nave, Fer! —elogió el Negro García López cuando entré en el estacionamiento al aire libre y nos encontramos por azar.

Detuve el motor, me quité el casco blanco, lo enganché en el manubrio, apoyé los guantes de cuero en el tanque y nos dimos un abrazo. Él había llegado la noche anterior junto a su novia Daniela Doffo, que era guitarrista y cantante del grupo femenino Amas de Casa. Dicho sea de paso, la chica portaba una sonrisa permanente que contagiaba buenaventura.

El Campoalegre era una mole de tres pisos, con paredes ocres y bermellón y techo metálico a dos aguas. Se alzaba en medio de la nada, a cincuenta metros de la carretera. Cada habitación tenía una pequeña terraza hacia el exterior. Amenizamos la espera de la prueba de sonido paseando junto a Terán, su esposa Ladymaría y la violinista norteamericana Christine. Vivaz, encantadora y de comportamiento temerario, la jovial Brebes había abandonado sus tierras natales seducida por los barrios porteños y el mundo del tango. Deambulamos por Rafaela bajo el sol de la tarde, rodeados de árboles, casas bajas con vestigios del siglo XIX y edificios de los setenta. Había poca gente a la vista en La Perla del Oeste, solo jóvenes paseando sobre ciclomotores ruidosos cada tanto. Ingresamos en un bar del bulevar Guillermo Lehmann, que conservaba intacto su adoquinado, para ocupar una mesa a la calle bajo un afiche de El secreto de sus ojos, la película de suspenso recién estrenada de Juan José Campanella, que protagonizaban Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella. “‘Weitz’, estás como perro con dos colas”, le dijo Ladymaría a Alejandro, al escucharlo contar pormenores del concierto que escribía para su Orquesta Hypnofón, con la que había conseguido una reputación razonable. Conformaban una pareja de alto vuelo, que subrayaban con buenos atuendos. Al regreso, subimos hacia la suite de García. El Negro, con lentes Rayban y remera roja y blanca a rayas horizontales (a pesar de ser fanático de Boca Juniors), ya estaba allí y nos abrió la puerta. Empuñando una guitarra acústica, volvió a sentarse en el borde de la cama. La habitación estaba colmada de objetos de su huésped. Adoptamos la posición de loto sobre una alfombra rojiza, tomando Coca-Cola bajo el reflejo de las luces dicroicas. Con el violín de Christine fraseando, fueron sucediéndose canciones de Bob Dylan, Horacio Fontova (“Qué mañana rara”), y una de Tanguito llamada “Errol Flyn”, que nuestro líder entonó a viva voz, en calzoncillos, vistiendo una remera oscura y medias a rayas negras y violetas. Al resonar el último acorde, nos sorprendió:

—Soy “Charly” porque así me decía mi profesora de inglés en el colegio Dámaso Centeno de la avenida Rivadavia.
—Y, sí, lo british ante todo —acotó un anglófilo. —Sí, man. Yo me la pasaba escuchando discos ingleses de rock sinfónico. Aunque me gustaban más cuando tenían órganos y sintetizadores, o contaban una historia interesante, la mano Tommy, Quadrophenia o El lado oscuro de la luna. No tanto esos pomposos tipo Merlín, los Caballeros de no sé qué y el Santo Grial de Wakeman que te gustan a vos —agregó mirándome con picardía.
—¡Cheee, Rick es Rick! Probablemente el tecladista más grande del rock. De hecho, ni siquiera probablemente —contraataqué, defendiendo al integrante de Yes, el joven de larga cabellera rubia y capa con lentejuelas que escuchaba en mi niñez y adolescencia.
—Bue, a mí me cae mejor el de Génesis, Tony Banks —insistió.
—Y, sí, claro. Qué masa “Entangled”, de A Trick of the Tail, un tema divino: arranca en plan acústicas y clavicordios, se pone folk y termina con esos teclados superponiéndose.
—¡Eso mata, loco! Me copaba hacerlo con Serú o La Máquina. Agarrar una progresión e ir agregándole capas. Tony Banks, you know? O sea... los otros hablaban de guerreros o ángeles, que en realidad arrasaban en nombre de Dios —dijo, al límite de ponerse serio.
—¡Chuuucha la huevada! —gritó uno de los chilenos al entrar con un sombrero bombín en la cabeza y escuchar solo la última frase.
—Tocate una de Bowie, Charly, de las que hacíamos con Los Por Línea —propuso García López.
—Los de The Who, o el lado B de Abbey Road... ¡Esas son buenas suites en ritmo de rock! —remató el Artista, casi sin advertirlo, como hablándose a sí mismo.

De golpe, desde un iPad conectado a un parlante portátil comenzó a sonar la canción “Free Man in Paris” en la voz de Joni Mitchell. Al culminar, acercó su dedo curvo y alargado a la pantalla, buscó en las listas de iTunes y puso Highway 61 Revisited, de Dylan, al tiempo que ironizaba:

—¿Sunchales? ¿Lo qué? ¿Dónde estamos, loco? Esto parece la época de Sui, cuando viajábamos con un Citroën todo quemado por cualquier pueblo, antes de que grabásemos Vida. Con Porsuigieco también, nos íbamos en tren a no sé dónde, una desgracia...

Se refería a la formación que había reunido a Raúl Porchetto, Sui Generis, León Gieco y María Rosa Yorio a mediados de los setenta, bajo el mote “Porsuigieco y su banda de avestruces domadas”. La mitología hablaba de un debut en el Auditorio Kraft de la calle Florida, de ellos mismos pegando carteles de promoción por la avenida Corrientes, de varios viajes por el país y de un álbum testimonial precioso.

—Tocábamos “Entra”, “Todos los caballos blancos”, “La mamá de Jimmy”, “Iba acabándose el vino”, esa onda, “hipponeándola” por Tandil, Mar del Plata, B. B. y no sé dónde más. Me acuerdo de que nos moríamos de frío en medio del campo.
—¡Es lo más ese disco! —interrumpí, para luego preguntarle al estilo fan plomazo—: Charly, antes de que me olvide, hace mil que quiero saber, ¿dónde quedaba Phonalex?
—En el Bajo Belgrano. Bah, en Dragones 2250, casi seguro. Ahí grabé la primera vez, en Cristo Rock de Porchetto. Caíamos con el Gordo Pierre, que era una suerte de Danny Rose argentino. Después él nos llevó a las oficinas de Microfon y Talent, y así comenzamos la movida con Jorge Álvarez y el Bondo Billy Bond.

—Eso era por el centro, ¿no? —preguntó alguien. —Sí, en Sarmiento y Uriburu. En esa época, la de las portadas de Juan Gatti para el sello Mandioca, yo me compraba papel de armar en un quiosco y el tipo me gritaba “¡falopero!”, como si nada. Buenos Aires era una caretada, muy parecida a la letra de “Yo vivo en una ciudad”, de Pedro y Pablo. —¿Y dónde filmaron Rock hasta que se ponga el sol, cuando tocan con Nito, de día, y vos estás con el piano vertical? —volví a consultarle, haciéndome el documentalista.
—Por la cancha de Argentinos Juniors, detrás de la estación Arata.

Recordamos esa participación del dúo folk, cantando “Canción para mi muerte” en el Festival BA Rock —junto con La Pesada del Rock & Roll, Color Humano, León Gieco, Claudio Gabis, Arco Iris, Gabriela, Pescado Rabioso, Pappo’s Blues, Vox Dei y Litto Nebbia—, que había organizado la revista Pelo y supo eternizar en celuloide la productora cinematográfica Aries.

Dichas reuniones en habitaciones de hoteles acunaban momentos mágicos. Todos estábamos implicados de cierta forma. García tomó la guitarra, hizo los acordes re, si menor y fa# menor y se puso a cantar “Fabricante de mentiras”: “Él era un fabricante de mentiras / él tenía las historias de cartón / su vida era una fábula de lata / sus ojos eran lu...”, pero la interrumpió en seco para contarnos que el título Adiós Sui Generis estaba inspirado en Goodbye Cream, así como el look de galera, frac blanco y zapatillas que él mismo había lucido en los dos conciertos del Luna Park.

Luego, tomándola del diapasón, apoyó la acústica sobre la cama y pidió a los gritos:

—¡Denme un Tía María!
—Pero... ¿te parece? —cuestionó alguien con alma de médico.
—Dale, loco, que el peligro enaltece. Como decía Truman Capote: “No les creo a los que no se emborrachan nunca ni toman algún riesguito”.
—Charly, ¿vamos yendo a probar? —dijo Pachorra con timidez, asomándose desde la puerta entreabierta.
—Okey, señores, ¡a triunfar! ¡Meeechaaa! ¡Venííí! —llamó a su joven compañera.

Mientras ajustábamos las mezclas, ante las tribunas verdes y blancas aún vacías del Club Unión, García fue mostrando su perfil “problemático”. In crescendo. Quizá se vería afectado por la Luna llena en Escorpio. Vestía una campera oscura, con capucha blanca, y usaba los lentes negros de rigor. La puesta incluía una pantalla tras las tarimas, luces sofisticadas y una gran cantidad de velas anaranjadas. El parche del bombo de Toño mostraba el logo SNM, con las letras entrelazadas. Los asistentes caminaban entre nosotros y algunos curiosos permanecían inmóviles a un costado, cruzados de brazos, observando el espectáculo.

Veíamos a trabajadores con cascos amarillos moverse por el terreno, y a los de la Cruz Roja a la espera del público.

Se había preparado un video a modo de introducción, tapas de discos incluidas: el líder sentado en la vereda de la calle Vidt con Nito, el dibujo de ambos en Confesiones de invierno, con los Serú en la portada de La grasa de las capitales, fumando en Nueva York para Clics modernos, la pelirroja con el ramo de flores, su mano fibrosa sobre el teclado en diagonal y la gota de mercurio estilo huevo, entre otras. “Obertura”, el instrumental de La hija de la lágrima, oficiaba de fondo musical. Nos paramos de espaldas al recinto, para observarlo. Cuando finalizó, Charly se encogió de hombros y nos miró sonriente, como diciendo: “¿Todo esto pasó en mi vida?”. Para contrarrestar, el Zorrito comenzó con sus juegos de palabras y chistes, vistiendo remera de Iggy Pop and The Stooges. Por entonces, su emprendimiento gastronómico iba a la par del de la música, y solía inventar recetas con nombres fabulosos: “Hummus sobre el agua”, “The Jamones”, “Sweet Generis” o el “Flan Sinatra”.

—¡Callaos! A ver, mineros, vengan. Toquemos “El amor espera” —ordenó Charly por el micrófono.

Luego, cambiando de frecuencia, se acercó a Terán con su filmadora portátil para decirle con voz pausada:

—Estamos a un mes de ir a Nueva York y tocar allá. De alguna manera, es poder pasar a otro... a otro estrato.
—¡A otra dimensión! ¡Se van a abrir puertas multidimensionales! —lo entusiasmó el cuerdista.
—Bueno... Añadiendo intensidad de rodaje, se acercó al vibráfono haciendo un travelling con su cámara. Al ver el sombrero gris que yo tenía en la cabeza, proclamó: —¡Woody Allen on stage, camaradas!

Durante los siguientes minutos, caminó de una punta a la otra y mutó de micrófonos y posiciones al cantar “Los dinosaurios”, mientras Pachorra lo ayudaba a acomodarse sus auriculares in ears y a adosar el receptor inalámbrico al cinturón del pantalón. Luego se tomó un buen rato junto a Fabián, para definir ciertos sonidos en el Nord Lead. De repente, mirando las teclas con la atención de un concertista, tocó la parte B de “Adiós Nonino”, la obra de Astor Piazzolla. Una rareza en sus costumbres, aunque recordé que alguna vez me había contado que con la Yorio solían hacer una versión de “Chiquilín de Bachín”. Satisfecho, se sentó ante el piano de cola, con el Minimoog apoyado encima. El chelista Julián Gándara sonreía desde su puesto, luciendo un buzo blanco y azul, mientras acomodaba las sillas destinadas al trío de cuerdas, entre chaquetas, abrigos y mochilas apoyadas en el piso. El Negro, cigarrillo en boca, comentaba algo con Kiuge, siempre propenso a los relatos humorísticos, mientras ajustaban las perillas de sus amplificadores Vox. Había oscurecido de golpe. Al alzar los ojos, noté que era el último que permanecía sobre el palco. El bandoneón, los sensores de la muñeca y algún repaso ocasional me habían ensimismado. Hasta el último segundo, mi “orgullo” intentaba no dejarme tocar notas inexistentes en los libros de música.

El festival comenzó temprano. Se esperaba una audiencia de veinte mil personas. Poco antes, el periodista Bebe Contepomi arengó a las masas y entrevistó a los artistas en las inmediaciones. Vicentico presentaba Solo un momento y el ex Los Piojos Ciro, su nueva banda Los Persas. Cuando al fin iba acercándose nuestro turno con The Prostitution, la temperatura había bajado a dígitos alarmantes y el frío era el tema de conversación predominante.

En los camarines, de telones rojos con tiras blancas y negras “cebra”, sillones blancos, mesas bajas con botellas de cerveza o Jack Daniel’s e iluminación de discoteca, comenzó una jam prometedora. García, de calzas celestes y saco de pana azul, pulsó su teclado Roland RD-700 hasta que Terán, con traje negro y camisa blanca, sacó la viola del estuche y se ubicó junto a él, pegado a un perchero. En pocos minutos, el lugar fue acunando a íntimos y no tanto. No se hicieron esperar conversaciones similares a las de los baños de boliches, mientras afuera está amaneciendo. O las de gente que hace “horas extra” cuando ya debería estar durmiendo.
El Artista partió su garganta a puro encanto beatle: “She said / I know what it’s like to be dead / I know what it is to be sad. / And she’s making me feel like I’ve never been born”. En “In My Life”, hubo pizzicatos y giros clásicos de “Las Cuerdas”, como gustaba llamarlos Charly. De repente, un muchacho al cual no conocíamos intentó lograr atención analizando las raíces de su música. Recordé una vieja entrevista en la cual, ante la insistencia del periodista en algo parecido, García había respondido con ingenio imbatible: “¿Para qué querés las raíces? ¿¿¿Para hacerte un tecito???”.
Junto a elogios al productor George Martin, sonó el coro de “All You Need Is Love”, con dudosa afinación general, aunque mucho sentimiento. Curiosamente, nuestro Héroe optó por traducir al español algunos párrafos. Al rato se acercó Ciro y sumó su armónica a los fraseos del violín. Además, intentó sin éxito convencer al Artista de componer un tango juntos, aprovechando los escasos segundos entre canción y canción. A modo de respuesta, el Líder Carismático insinuó la introducción orquestal de “For No One”, la bella canción de The Beatles. Todos cantamos con dicha, como si se tratase de los últimos minutos de la historia, cautivos de su conjunción perfecta entre armonía y melodía.

—Ey... ¡Eleanor Rigby! —pidió Kiuge a continuación. —Mmmm, no me la sé mucho —fue la sorpresiva respuesta.
—¿No te gusta, Charly? ¿La cachai? En mi menor —agregó el guitarrista.
—Okey, one, two, three. “Ah, look at all the lonely people...”.

Cierto desborde se hizo elocuente. Se suponía que el show comenzaría en breve. En un rapto de ansiedad, haciendo caso omiso a los “¡esperá, esperá!” de sus múltiples managers, Charly caminó por un pasillo hacia el escenario y consumó una aparición heroica en slow motion. La ovación lo colmó todo. Manteniendo la costumbre de hacer todo lo que le decían que no hiciese, el riff de “Cerca de la revolución” sonó en su piano cuando casi ninguno de los Prostitution estábamos en nuestros lugares.
A las corridas, vistiendo mi traje crema, camisa negra y corbata roja, me senté con el bandoneón en las rodillas y pulsé el arreglo pautado como pude. Veía por el rabillo del ojo a Christine empuñar nerviosamente su violín, acomodándose la pollera y los micrófonos de contacto. Estaba sentada entre Alejandro y Gándara, quien a su vez luchaba por apoyar el chelo en el soporte, arco en mano, al tiempo que Rosario entraba de un salto por detrás de la batería, apretándose los auriculares en las orejas con su estilo zen. Quintiero, por supuesto, sonreía a la manera de un Johnny Depp calabrés. Superado el comienzo frenético, arrancó “Rock & roll yo” y bailé como un loco, pandereta en mano. “Voy a saltar adentro tuyo / comiéndome de a poco tu orgullo...”, acompañó la gente desde las gradas.
La velada pareció suceder con aceptación, hasta que nuestro líder se disgustó con la actitud de no sé quién y susurró: “Esto es para gente fina”, antecediendo a “Pasajera en trance”. El repertorio mutó de la ferocidad de “No toquen” a la intimidad de “Confesiones de invierno”. En “Demoliendo hoteles”, cambió la letra y dijo: “Yo no salí con Massera”, en alusión al supuesto affaire que la vedette Graciela Alfano habría tenido con el exdictador, y que era noticia por esos días. Luego tomó el micrófono, el soporte se zafó y sostuvo solo la mitad. No estoy seguro de si fue una maniobra consciente pero, rápido de reflejos, exclamó: “¡Soy Freddie Mercury!”.
En el intervalo, se proyectó parte del corto surrealista Un perro andaluz de Buñuel y Dalí, con el instrumental “Pubis angelical” de fondo. Nos quedamos a un costado, en la semioscuridad, mirando de perfil la pantalla. De súbito, García nos dijo en broma: “Un poco de cultura, muchachos”. Al regresar a escena, aprovechó para dar un vaticinio en plan Nostradamus: “¡Ojo que se cae el Imperio!”. Antes de “Viernes 3 a. m.”, en cambio, aclaró que “no la tocamos mucho porque ya se suicidaron como seis pibes al escucharla”. El público, lejos de preocuparse, veneraba cada ocurrencia.
Al presentar a García López, ironizó: “En la guitarra tenemos a un negro. ¿Decían que éramos xenófobos? ¡Sunchales, a no discriminar!”, un comentario que alguno habrá interpretado al límite de una denuncia al Inadi, aunque rápidamente acotase: “Gracias, son un gran pueblo”, tras la ovación que precedió a “Eiti Leda”.
“Quiero verte la cara, / brillando como una esclava negra, / sonriendo con ganas”, cantó Rosario con ojos melancólicos, mientras el Artista daba rienda suelta a su actividad favorita: el caos. Pateando micrófonos y atriles, entre partituras desparramadas, declaró que sería presidente de Sunchales: “Piensen que no es tan grave, están la religión y toda esa porcarata televisiva de predicadores brasileros y concursos de baile, que son mucho peores”. Quizás alguien piense que exagero, pero los resultados quedaron a la vista. Primero: a esa altura, no eran pocos los que rezaban para que el concierto terminase en condiciones normales. Segundo: otros temían una intervención federal. Tercero: se comentaba que un concejal local debió ser atendido por un ataque de sudor frío.
Enalteciendo el final, luego de emocionar a todos con “Canción para mi muerte”, ofrendó otra frase de su rúbrica: “Un aplauso para esa Amy Winehouse, que tuvo la decencia de irse”. Todavía insatisfecho, increpó: “¿Cómo se llamaban ustedes? ¿Sunchales? ¿Por qué no lo cambian por Kurt Cobain?”. Tal vez un comentario de esta envergadura habría desanimado a más de uno, pero no a la mayoría. En plan surrealista, levantó el brazo en señal de despedida y dijo:

—Busquen a un ciego, péguenle una piña y compren mi disco... ¡Chau, loco!

La botella de agua que le habían acercado para calmarlo cobró carácter de misil de inmediato, sin tener en cuenta los consejos de los ambientalistas. Tras hacernos una seña, salimos del escenario como Maradona levantando la Copa del Mundo en 1986. Entretenidos y, seguramente, aliviados. Mientras tanto, sonaba por los parlantes su versión del Himno Nacional, aportándole algo estrambótico a la escena. Bajamos uno a uno por la rampa lateral. Detrás de una valla, algunos chicos que no habían podido entrar al concierto advirtieron su presencia al grito de “Charly, Charly”.

—¡Coman caviar! —fue la respuesta, dando por cerrada la fría noche sunchalense.

Varios millares de personas caminaban hacia las salidas, buscando rutas y calles en medio de las tinieblas, para regresar a sus hogares. Todo lo sucedido era fetish en estado puro y demostraba una complicidad casi masoquista de García con sus seguidores, y viceversa.

—Vamos, Charly, no te expongas —le dijo su asistente personal, tomándole el rostro y agregando otro “chuchi”, creyéndose a la par de los pensadores de Occidente.

Al mediodía, al despertar en el Campoalegre, escuchamos en medios locales maravillas sobre el Artista. Otros intentaron polemizar, habiéndolo visto “muy flaco” o “cerca del que era en su etapa caótica”. Alguno más imaginativo se refirió a sus “balances químicos, propios y externos”. Tras desayunar en el horario del almuerzo, fuimos encontrándonos ocasionalmente entre compañeros. Sentados en las mesas con manteles blancos del hall, comentamos los videos de Britney Spears que se emitían en uno de los televisores, y sobre lo efectivo de la modulación en ciertas canciones. “Michael Jackson era un especialista”, acotamos a coro. Por casualidad, se proyectaba en la pantalla el video de “We Are the World”: Stevie Wonder, Cyndi Lauper, Bruce Springsteen, Huey Lewis, Diana Ross, Tina Turner, Quincy Jones y el propio Michael aparecieron ante nuestros ojos desde el arcón de los recuerdos.
Terminada otra ronda de café con leche, dejé la propina y me dispuse a emprender el regreso. Fui a buscar la motocicleta al estacionamiento y la ubiqué delante del ingreso principal del hotel, sobre un piso de gravilla, para cargar mis pertenencias. En ese momento, como si se tratase de una película de enredos, Charly salió del lobby colmado de frenesí, acompañado por Mecha. Cámara en mano, balbuceando frases en inglés y esquivando con soltura un cenicero metálico, traspasó las puertas blancas vidriadas como quien merece una guardia de honor. Mientras, bajo un techo de hierros y telas “media sombra”, rodeado de plantas en macetas bermellón, ligustrinas y arbustos prolijamente recortados, yo colocaba el bandoneón en el top case givi. Los pájaros piaban a todo volumen. Al verlo llegar, temí que sonasen las alarmas de los automóviles estacionados cerca.

—Hello, friend —dijo al tiempo que filmaba todo a su alrededor, incluyéndome.
—¡Buen día, muchacho! —You are the famous reyrousewhatdemocrticrouss (ininteligible).
—¿Viste la máquina, Charly? —le dije para ordenar la conversación, señalando la BMW GS 650 negra y colocándome manga a manga la chaqueta roja.
—¿Tenés vodka? —ironizó, para agregar al observarla—: Llevame a dar una vueltita.

“Si algo le falta a esta estadía surreal, es una excursión con él como copiloto”, pensé casco en mano.

—Ah, ¿querés andar? ¿En serio? Bueno, pero por acá nomás, eh. ¡Esto puede ser muy gracioso! —atiné a decirle, tomando el manubrio con los guantes puestos.
—Avisame cuándo me subo —dijo como un alumno obediente, parado en posición de firme al lado del vehículo.
—Ahora... Dale... Guarda... ¡Despacio! Haciendo fuerza para sostener el equilibrio por su peso, y jurándome que solo daríamos un giro breve por la fuente rotonda, encendí el motor. El Artista estaba ubicado detrás de mí, pero no de la manera tradicional, sino con las dos piernas hacia el mismo lado, como las damas de antaño con grandes vestidos que montaban en la grupa del caballo, detrás del jinete.

Émulo de Stanley Kubrick, continuó registrando la escena, para gritar, entretenido:

—The famous Hells Angels! —haciendo referencia al club de motociclistas pandilleros estadounidenses que cobró notoriedad en el Altamont Speedway Free Festival de 1969, cuando fueron contratados como “seguridad” de The Rolling Stones y todo terminó con un homicidio y muchos desmanes.

Movilizándonos en círculo, a menos de veinte kilómetros por hora, torcí mi cabeza hacia él y le dije con la ingenuidad de un infante:

—Ahí creo que está, ¿no? ¿Volvemos? —Look at this beautiful castle! —retrucó señalando el hotel, sin el mínimo interés en bajarse, para agregar enseguida—: Oh, a colour guy!, al verlo al Negro, quien nos observaba desde el vestíbulo con una botella de agua mineral en la mano, lentes oscuros y sobretodo azul.
—¿Te acordás cuando te llevaba en la Honda 125 por los morros de Río de Janeiro? ¿Y cuando vos me llevabas a mí con tu ciclomotor Juki por las noches porteñas? —le comenté, para distraerlo.
—Seee, yo me acuerdo de todo. —Bueno, listo, Charly —agregué firme, antes de que fuese demasiado tarde.
—¿¿¿Lo qué??? Al menos, dame otra vuelta por la pileta también.
—¿Te parece? Qué hijjj... Pero agarrate, eh. —Seee, seee. No muy convencido, continué transitando por el predio a baja velocidad. Él parecía encantado. Mientras bordeábamos una cancha de fútbol, dijo desafiante:
—Okey, vamos a Buenos Aires. ¡Vayamos de una a la ruta, loco!
—Pero, muchacho, estamos a quinientos kilómetros —respondí, como si ese fuese el verdadero problema.

Valiéndome de algún artilugio o engaño, logré estacionar nuevamente frente al ingreso del Campoalegre. Mecha, el Negro y Daniela nos observaban inmóviles, no sin cierta preocupación. Al fin, el Artista depositó sus pies en la gravilla, gritando:

—We are the fucking Hells Angels!!!

 Mostraba una sonrisa diabólica bajo las gafas negras, que le quedaba bien. Un par de minutos después, apreté el embrague con la mano izquierda, pisé la palanca hacia la posición de primera con el pie, giré lentamente la mano derecha y aceleré hacia la carretera 34. Por los espejos retrovisores, podía observar su silueta. ¡Continuaba gesticulando como en un corto mudo de Charles Chaplin!
La aguja del velocímetro alcanzó los cien kilómetros por hora de crucero. El cielo ofrecía un celeste intenso, sin ninguna nube. Los verdes dominaban a cada lado del asfalto y el viento azotaba mi indumentaria intergaláctica con dureza. Algunas vacas y caballos pastaban a lo lejos, detrás de alambradas, indiferentes al rugir de La Idílica.
A mis espaldas, Sunchales se alejaba cada vez más. Pero esto apenas comenzaba.

domingo, 24 de septiembre de 2017

A cuatro años de las presentaciones en el teatro Colon Charly García retomo la realización de su película.



Si bien hace unos tres años Charly García había adelantado el tráiler del film bajo el tentativo nombre de “Say No More: The Movie”, el tema se fue dilatando y parecía que sería uno de esos proyectos que quedarían a mitad de camino. Sin embargo según allegados al músico, últimamente le está dedicando mucho de su tiempo a terminarlo.
En una nota realizada recientemente a su sobrina, Cecilia, ella dijo que si bien sigue mal de la cadera, “está muy bien de ánimo y sigue trabajando mucho, sigue con su proceso creativo y con el documental que está armando con mi tío Daniel (NdR: el hermano de Charly)” Justamente hace unos veinte días fue Daniel quien subió una foto junto a su hermano en su perfil de Facebook de la que comentó “estábamos viendo un video y Charly le tocaba encima con el bajo y canturreamos algo”. Ojala pronto podamos disfrutar de este material.


Hernán para cinema Veritè

lunes, 24 de agosto de 2015

CHARLY GARCÍA TRABAJA PARA LANZAR UN NUEVO DISCO EP ANTES DE FIN DE AÑO

Charly junto a su hermano y sobrina en el IADT
Mientras se recupera de su operación de cadera Charly García no para de proyectar cosas nuevas.

La leyenda viviente del rock latino fue intervenida a mediados de julio y desde entonces se encuentra recuperándose y en rehabilitación kinesiológica aunque se espera que por estos días ya tenga el alta.
Durante su internación en el IADT de Palermo, se lo pudo escuchar tocando su teclado en un lugar de la clínica reservado exclusivamente a tal fin para el astro. 
Entretanto lleva adelante la recuperación muy favorablemente en otro centro especializado, planea lanzar antes de fin de año un nuevo disco EP (Extended Play, es un disco de aproximadamente 25 minutos o seis canciones, según el caso) y la esperada filmación de los conciertos en el Teatro Colón “Líneas Paralelas”.
Además cuentan los familiares y amigos cercanos que tiene muchas ganas de volver pronto a los escenarios y  brindar un recital antes de fin de año, pero son mas escépticos al respecto. En tal caso todos esperamos su total recuperación. Salud y larga vida a Mr. Say No More!


Redacción el reportero del show.

lunes, 11 de mayo de 2015

CHARLY GARCÍA FILMA PARA SU PELICULA EN MERCEDES CON UNO DE LOS ORGANOS MAS GRANDES DE SUDAMERICA

Charly García estuvo en la ciudad para atenderse con el kinesiólogo Horacio Cámpora.
El anfitrión que asistió en el instrumento fue el director de la Orquesta Escuela Manuel Maturo, a quien Charly convocó especialmente: “Ni bien me vio me dijo ¡hola Manu!”, cuenta Maturo sin poder creerlo aún y agregó: “Charly vino a San Patricio para grabar un corto en el órgano y yo estuve al lado para asistirlo en el manejo del instrumento. Fue convocado por el padre Tom de la Iglesia”.
Charly García ya se había enterado de que había un órgano especial en la Iglesia San Patricio porque había visto a Manuel Maturo ejecutarlo por un video que circula en YouTube.
Cuenta Maturo que se puso en contacto con él “para ver cuáles eran las posibilidades sonoras del órgano. Sé que está filmando un corto porque ya estuvo grabando en el Teatro Colón y cuando me saludaba por mi nombre no lo podía creer. Se puso al lado mío y cuando vio el órgano dijo: ¡paah, qué impresionante!”
Es un órgano especial porque, además de datar de 1930, se tiene la certeza que es uno de los tres más grandes de Sudamérica. Cuenta con 5300 tubos y se lo puede ejecutar en conexión con uno más chico desde abajo, lo que genera un eco musical que lo hace especial.

Según Maturo “Charly estuvo muy cordial con todos. Una charla muy linda y entre medio hacía chistes permanentemente”.

Fuente: Nuevo Cronista

lunes, 16 de marzo de 2015

CHARLY GARCÍA ADELANTO DE SU PELICULA: "SAY NO MORE, THE MOVIE"


sábado, 7 de febrero de 2015

EL LUNES 23 DE FEBRERO CHARLY GARCÍA ESTRENA TEMA EN LA TELE!!!!

El músico realizó una participación en “Viudas e hijos del rock & roll”, y presentó allí un tema inédito. “El” ídolo en la Z Rock. Llegó en limusina y escoltado por Sandra (Julieta Ortega). La visita y el recital de Charly en la radio de la ficción de Telefe se verá el lunes 23.


Charly García realizó una participación en Viudas e hijos del rock & roll (Telefe) y aprovechó la ocasión para presentar, de forma exclusiva, un tema inédito.La novela de Sebastián Ortega le da prestigio a su nombre convocando, entre una larga de lista de músico que pasaron por la ficción, al ex Sui Generis.
En uno de los capítulos, que se podrá ver el próximo lunes 23, Charly aparecerá en escena invitado a la fiesta de la Z-Rock, la radio que sirve de epicentro de la trama de la historia. Al festejo caerá escoltado por Sandra (el personaje de Julieta Ortega) y, como buena celebrity, se bajará de una limusina y recorrerá la alfombra roja entre muchos de sus fanáticos.
Dentro del lugar lo estará esperando Rama (Fernán Mirás) que además desborda de felicidad ya que cumplirá su sueño de conocer a su ídolo y verlo tocar muy de cerca.
Charly, como devolución, le firmará un autógrafo directamente en la piel, ¿se animará a convertirlo en un nuevo tatuaje?
Además de la pura presencia de Charly, que cantó el tema Parte de la religión (del disco que lleva ese mismo nombre y que fue editado por el artista en 1987), lo que hará que este capítulo se meta en la historia de la pantalla chica y de la música será nada menos que el estreno, en exclusivo, de una canción inédita.
Charly accedió a esto por el cariño que le tiene a la familia Ortega y al padre del clan, Palito, con quien cultiva una estrecha amistad desde hace años. El músico se encuentra editando Líneas paralelas, un disco multiplataformas, de los recitales que realizó en el Teatro Colón.

Fuente: Clarin

lunes, 12 de enero de 2015

CHARLY FEST – TODOS SOMOS CHARLY GARCÍA POR UN DÍA!!!



Se trata de una fiesta dedicada a la figura de uno de los músicos contemporáneos  más grandes que dio nuestro país, el evento cuenta con el aval del mismo Charly García.
Si bien el festejo es con entrada libre y gratuita, se encuentran ya disponibles en varios comercios de Costa del Este y en el Parador del Este a la venta 500 anteojos con el característico bigote bicolor de Charly. El total de lo obtenido por la venta de los mismos, será para comprar elementos a ser donados a Bomberos de Costa del Este y serán entregados el mismo día del evento.
La idea es que quien lo desee se acerque caracterizado como Charly (ya sea colaborando con la compra de los anteojos o con una caracterización propia) a disfrutar una tarde bien “Say no more”. Un animador irá invitando a la gente a cantar y disfrutar de la música de Charly y se realizaran sorteos de mas de 20 posters autografiados y de suvenires de shows (pulseras y otros) junto a  algunas sorpresas. También participará Charly Micol, el imitador de García.
Además los organizadores del evento están haciendo gestiones para lograr que se hagan algunas tomas para que aparezcan imágenes en el documental líneas paralelas.
La fecha programada es el domingo 25 de enero de 2015 en el Parador del Este (Av Costanera  entre Av 4 y Av 5) de Costa del Este, a partir de las 19 hs. En caso de mal tiempo, el evento se trasladaría para el día inmediato posterior (lunes 26) y así sucesivamente hasta que el tiempo lo permita. A no perdérselo!


Pagina oficial del evento:CHARLY FEST

viernes, 9 de enero de 2015

CHARLY GARCIA FILMA "LÍNEAS PARALELAS", UNA PELÍCULA QUE ACOMPAÑA SU LIBRO Y SU ESPECTÁCULO EN EL TEATRO COLÓN. TELAM HABLO CON EDUARDO PINTO.

En diálogo con Télam, Pinto (autor de filmes como “Caño dorado” y “Buen día, día”) señaló que él fue convocado como colaborador del proyecto tras haber registrado en 16 milímetros el detrás de escena y los shows que Charly realizó en el Teatro Colón, material que probablemente sea incluido en la película y donde -según dijo- al músico “se lo ve como si fuera un gran director de orquesta”.

Charly García confirma su condición de artista integral y multifacético con la filmación de “Líneas Paralelas”, una suerte de collage cinematográfico que incluye material de archivo, segmentos musicales, registros documentales y microficciones, en la misma línea que su libro y el espectáculo que ofreció en el Teatro Colón de Buenos Aires.
En 2013, Charly presentó su libro “Líneas Paralelas” y un espectáculo musical homónimo en el Teatro Colón, donde estuvo acompañado en dos conciertos por la banda The Prostitution y un doble cuarteto de cuerdas dirigido por Patricio Villarejo, al que denominó Orquesta Kashmir.
A partir de allí, y como una manera de cerrar una obra integral, tuvo la idea de realizar esta ópera prima -que también incluirá 10 nuevas canciones como banda de sonido- y pidió colaboración a su hermano Daniel García Moreno, a su sobrino Sebastián Contreras, y al cineasta Eduardo Pinto, que ya había registrado en 16 milímetros sus actuaciones en el Colón.
El músico, cantante y compositor se rodeó de familiares y de gente amiga para llevar adelante este largometraje que estará dividido en tres bloques: los shows del 23 y 30 de septiembre de 2013 en el Teatro Colón; archivos documentales sobre distintos momentos clave de su carrera (con material inédito y otro filmado por él mismo); y un segmento de ficción donde habrá referencias a películas clásicas.
“Charly está muy contento y entusiasmado, tanto que me hace acordar a Leonardo Favio, que parecía un niño emocionado cuando filmaba 'Aniceto', su última película”, afirmó Pinto, para quien trabajar con García “es un flash, un enorme honor, casi un sueño, porque es un artista enorme y un genio como Favio y como Luis Alberto Spinetta”
“Creo que la película es la extensión de esos shows musicales y de su libro. Es una obra conceptual y la película vendría a ser una especie de cierre. Charly tiene un concepto de las líneas paralelas, que se relaciona con la música pero también con las dos caras de su genialidad: el Charly que se tiró a la pileta desde un noveno piso y el que toca en el Colón. Esa es un poco su idea de la película”, añadió Pinto.
“Charly está muy contento y entusiasmado, tanto que me hace acordar a Leonardo Favio, que parecía un niño emocionado cuando filmaba 'Aniceto'”
 “La película se acerca más a un documental. Es un especie de collage que va a incluir registros de distintos recitales y el detrás de escena de muchos de ellos, aunque también estamos viendo hacer escenas de ficción”, adelantó Pinto.
Y añadió: “También habrá anécdotas y dramatización de algunas canciones, además de los pasillos, los ensayos y el show en el Colón. Casi todas sus canciones son muy cinematográficas, tiene una relación muy fuerte con el cine, es un gran cinéfilo que te habla mucho de Luis Buñuel y de Dziga Vertov. Siento mucha admiración y respeto, trabajar con él es casi un sueño”.
Aunque este es su debut como director, García participó en películas como en “Adiós Sui Géneris”, de Bebe Kamin, “Peperina”, de Raúl de la Torre, e incluso incursionó en la actuación en “Lo que vendrá”, de Gustavo Mosquera, donde obtuvo el premio como mejor actor de reparto en el Festival de Cine de New York.
Pinto señaló que en algunos momentos de la película también flota la idea de Charly de conectar su show en el Colón con la canción “El fantasma de Canterville” y con la posibilidad “de ver la figura del fantasma recorriendo los pasillos del teatro mientras él tocaba”.
En su libro “Líneas Paralelas”, Charly elabora un diario de viaje, un mapa de ruta en el que decidió volcar, durante semanas, el día a día previo a sus shows, además de textos breves manuscritos, anécdotas, dibujos y bocetos.


Fuente: Telam

lunes, 17 de noviembre de 2014

LA ACTUALIDAD DE CHARLY GARCÍA

El periodista Walter Gazzo del diario digital de Mendoza, Mendoza Online, realizo un breve reportaje a Jose Palazzo, el manager de Charly García y sobre el músico hizo las siguientes declaraciones:

Ausencias de seres queridos
Charly no está pasando un buen momento. Sintió muchísimo las muertes de Cerati y del Negro García López. Imaginate que los dos estaban muy cerca de su entorno. Lo del Negro lo tiró abajo. Pero se está recuperando.

Nuevo disco y Teatro Colón
Tiene 17 canciones nuevas listas, esperando ahí. Pero él está muy metido con la filmación de lo que fueron los conciertos en el Teatro Colón. La idea es editarlo lo más rápido posible y que salga al público. Pero Charly es muy detallista.

Cosquín Rock 2015
Me gustaría que sea parte de la grilla del Cosquín Rock como este año pero no creo que sea posible. Igualmente, yo lo voy a invitar a que nos vaya a visitar y le voy a armar un escenario con instrumentos por si tiene ganas de tocar. Capaz que llega, se copa y nos regala un show sorpresa.

viernes, 1 de agosto de 2014

EL DVD DE CHARLY GARCÍA EN EL TEATRO COLON "LINEAS PARALELAS ARTIFICIO DE LO IMPOSIBLE" INCLUIRA CANCIONES NUEVAS.



Según declaraciones de su manager, vía red social, Charly García tiene muy avanzado el DVD de su actuación en el teatro Colón.  También menciono que  va a incluir canciones nuevas en la parte documental del mismo.
Además se refirió al estado de salud del músico, “para tranquilidad de todos esta muy bien de salud, disfrutando de su vida privada, muy tranquilo y feliz con esta etapa”, dijo.
Paralelamente “Rock and Roll Revolution”; el nuevo álbum de canciones inéditas de Fito Páez  dedicado e inspirado en la figura de García, estará disponible próximamente.

Hernán para Cinema Verité
PH: J. Palazzo y Parte de la Religión

martes, 20 de mayo de 2014

CHARLY GARCÍA EN EL TEATRO COLÓN. FICHA TÉCNICA DE LA GRABACIÓN DEL DISCO

Mientras Charly García se encuentra por estos días editando junto a Pichon Dal Pont lo que será el CD/DVD "Líneas Paralelas - Artificio imposible en el Teatro Colon”, compartimos una nota técnica de la grabacíon:
Joe Blaney, Charly García, Bernard Fowler y Pichón Dal Pont
Los días 23 y 30 de septiembre del año pasado Charly García presentó en el Teatro Colón su espectáculo "Líneas Paralelas - Artificio imposible”.
Ante un auditorio totalmente colmado, García interpretó emotivas canciones como "Vía muerta", "Desarma y sangra", "Rejas electrificadas", "No te dejes desanimar", "Tango en segunda", "El amor no espera", "Yendo de la cama al living", "Promesas sobre el bidet", "Los Dinosaurios", "Inconsciente Colectivo", entre otras, que provocaron un sinfín de ovaciones y aplausos en el icónico teatro lírico de Buenos Aires.
García estuvo acompañado por su banda "The Prostitution" con Carlos García López en guitarra, Fabián Von Quintiero en teclados, Fernando Samalea en bandoneón y percusión, Kiuge Hayashida en guitarra, Carlos González en bajo, Toño Silva en batería y Rosario Ortega en voces, y por una orquesta a la que García bautizó con el nombre de "Kashmir" (en referencia a la canción de Led Zepellin) integrada por dos cuartetos de cuerdas conformados por Cello, Viola y dos Violines, dirigida por el chelista Patricio Villarejo de la Orquesta Sinfónica Nacional quien además transcribió los arreglos de García para ser interpretados por la orquesta. Villarejo ya ha trabajado con Peter Gabriel en Argentina durante el New Blood Tour, durante el concierto que brindó en GEBA hace 2 años donde tocó con una orquesta de 64 músicos.
Hubo artistas invitados; Bernardo Baraj ex integrante de Alma y Vida y Bernard Fowler, músico, productor y actor quien desde hace 25 años es backing vocals de los Rolling Stones, quien subió al escenario para cantar "Happy and Real".

Teatro Colón
Jean-François Casanova caracterizó distintos personajes en algunas canciones como "Tango en segunda". La idea escenográfica estuvo en manos de Renata Schussheim.
Uno de los momentos más emotivos del show fue el homenaje a Mercedes Sosa donde García cantó "Cuchillos" con Mercedes Sosa (voz sampleada) y sentado frente a un sillón vació donde estaba ella en espíritu.
Backstage: Joe Blaney, Fabián Von Quintiero, Alejandro Pont Lezica, Charly García, Pichón Dal Pont, Rosario Ortega y Fernando Samalea
Ficha técnica:
Para el manejo del sonido general de los 2 conciertos se utilizaron 4 consolas Avid Venue.
La usada para el PA, provista por la compañía Valiente Producciones, fue una Venue Profile Mix Rack con 3 placas DSP, MADI, tarjeta HDx para grabación directa a Pro Tools HD, 32 outputs y gran cantidad de Plug-ins TDM. Esta mesa fue operada por Pichón Dal Pont quien desde el año pasado está a cargo del sonido de sala de Charly García.

Venue Mix Rack
Dal Pont contó con la asistencia técnica de Juan Pablo Vilor de Valiente Producciones.
Para la mezcla de monitores se utilizaron 1 Venue SC48 (del Teatro Colón) y una Venue Profile Mix Rack (provista por Fabián Giordano). La primera fue operada por Fabián Giordano quien realizó la mezcla de los teclados de Charly García y el ensamble de cuerdas y la segunda mesa, por Mache Telefalco, a cargo del sonido de monitores del resto de la banda. Los músicos usaron para su referencia auriculares de estudio. No hubo monitores de piso.

Sound Check
Los dos conciertos fueron grabados y se usó una cuarta consola Venue (provista por Pichón Dal Pont) que fue operada nada menos que por Joe Blaney, Ingeniero de sonido que ha trabajado con The Clash, Prince y Keith Richards. Con Charly García trabajó en los discos "Clics modernos" (1983), "Piano bar" (1984), "Parte de la religión" (1987) y en el EP "Tango" (1986).
Se grabaron 64 tracks simultáneos, para esto Blaney usó una Venue Profile Mix Rack + un sistema Pro Tools HD3 Accel.
Luego de los conciertos, Joe Blaney se quedó una semana más en Argentina para realizar la mezcla y edición del material grabado en el estudio de Pichón Dal Pont.

Armado y set-up en el Teatro Colón
El sistema de amplificación del sonido general fue un set-up muy particular, idea del propio Charly García. Del lado izquierdo se escuchaban los graves y del lado derecho medios y agudos y ambos lados a su vez se mezclaron en el aire (ambiente). Para ello se utilizó un mix de sistemas Line Array Clair Brothers, K-array y los Meyer del teatro.
Los Clair Brothers se usaron para amplificar Mid high y Front fill, los Meyer del teatro para reforzar la parte superior y los K-array KK 200 en la parte más alta del teatro (el gallinero) donde sólo se escuchaban las voces.
Charly García tocó con 6 teclados y 4 ipads, un piano acústico de media cola y un mellotron original a cinta.
Se usaron micrófonos DPA para el ensamble de cuerdas y para el resto de la banda micrófonos Audix.

Por Ricardo Pegnotti.

Agradecimientos: Pichón Dal Pont y Juan Pablo Vilor 
Fuente: SVC

jueves, 8 de mayo de 2014

CHARLY GARCÍA “LINEAS PARALELAS EN EL TEATRO COLON” YA ESTA EN ETAPA DE POST PRODUCCIÓN


En 2013, luego de editar el año anterior su álbum en vivo "60x60", García presentó "Líneas Paralelas" en el Teatro Colón, donde en sus dos conciertos estuvo acompañado por su banda The Prostitution y un doble cuarteto de cuerdas, al que denominó Orquesta Kashmir .

El CD + DVD “Líneas paralelas en el Teatro Colón” saldría este año y sería su quinta producción en vivo como solista.

viernes, 14 de febrero de 2014

CHARLY GARCÍA: SE CANCELO LA FECHA EN EL TEATRO COLON DEL 22 DE FEBRERO

Charly García canceló su show en el teatro Colón
El músico no podrá actuar el 22 de febrero debido a los problemas de salud que sufrió a finales de enero.


Charly García no regresará al Teatro Colón con su espectáculo Líneas paralelas - Artificio de lo imposible: el músico canceló su show programado para el 22 de febrero, informó su equipo de prensa a través de un comunicado.
Los últimos problemas de salud que sufrió el músico y que lo llevaron a estar internado más de una semana en el FLENI retrasaron sus ensayos. Por eso, se tomó la decisión de no realizar la presentación en la sala más importante de Buenos Aires.
La reprogramación del show es imposible debido a la falta de disponibilidad de fechas libres en el Colón, explica el comunicado entregado a la prensa.
El productor José Palazzo se adelantó al comunicado e hizo el anuncio a través de Twitter. Detalló que la decisión también está relacionada con darle "prioridad a su recuperación".
Las personas que compraron sus entradas para ver a Charly en el Colón podrán presentarse a partir del jueves 20 de febrero en las boleterías del teatro para pedir el reintegro del dinero. Habrá un plazo de 60 días para hacer el reclamo.
Charly fue internado en los últimos días de enero. Ingresó por un cuadro de fiebre muy alta y se le realizaron distintos estudios. Pese a que no se reveló cuál había sido el motivo de la temperatura alta, se comunicó que evolucionaba favorablemente. Ocho días después, recibió el alta médica

Crédito: Verónica Guerman / Teleshow.com

lunes, 13 de enero de 2014

CHARLY GARCÍA VUELVE AL COLON. 22 DE FEBRERO. ENTRADAS EN VENTA EL JUEVES 16/01

CHARLY GARCÍA - Líneas Paralelas - Teatro Colón - 22 de Febrero

Antes de su paso por el Cosquín Rock 2014 (el primero de marzo) Charly García vuelve con Lineas Paralelas al teatro Colón
El próximo Jueves se ponen a la venta las entradas en forma libre y por orden de adquisición.
Con tarjetas de crédito vía Tuentrada.com (web-télefono-puntos de la empresa) y en la puerta del mítico lugar de Buenos Aires con efectivo y plástico.

¡ NO hay pre venta !

lunes, 2 de diciembre de 2013

CHARLY GARCÍA RECARGADO Y A TODA ORQUESTA

La llegada

VOS estuvo en la prueba de sonido que el músico realizo el viernes, en la que testeó algunos momentos de lo que seria su espectáculo “Líneas paralelas”.
Desde su llegada al aeropuerto Ingeniero Taravella se notaba que todo venía sobre rieles. Charly García aterrizó en Córdoba el viernes cerca de las cinco de la tarde, atendió a cronistas televisivos con la mejor onda e inmediatamente partió hacia el Orfeo Superdomo para afrontar una prueba de sonido. Lo ofrecido para plomos, sonidista y un cronista de VOS fue una aproximación a lo que brindo este sábado: la única reposición de Líneas paralelas, la adecuación de su obra a un formato electro sinfónico, luego de una serie de conciertos en el porteño Teatro Colón.
Tras un ajuste breve con Cerca de la revolución y Fanky, tema en el que pidió una afinación más grave para la batería, neutralizar acoples y ajustar un poco más los soportes de sus iPad, Charly inmediatamente se posicionó (posesionó) como para devolver el precio de la entrada en ese mismo momento. Un ratito antes, le cedió a Pichón, su ingeniero de sonido, un soporte con una nueva introducción, que al reproducirlo permitió oír en clave de pared “spectoriana” a Gardel en El día que me quieras, a una pareja en un diálogo cinematográfico con la frase Say No More como password y a él mismo aludiendo a un arma para neutralizar algunos males cotidianos.
En los prolegómenos de la prueba, García se apoyó mucho en Fabián “Zorrito” Quintiero, el tecladista con el que intercambia vibra desde la época de Los Enfermeros. Otro de los sobrevivientes de aquella formación es Fernando Samalea, quien se encarga de los aires tangueros de No soy un extraño y de percutir incluso con maniquíes.
Luego comenzó a desandar la lista de temas, con una numerosa orquesta de cuerdas llamada Kashmir (de 11 músicos) embelleciendo y exaltando los movimientos más intensos y dramáticos de cada composición. Dileando con un alma, Vía muerta, Fax U y Cuchillos marcaron un inicio shockeante, que de reproducirse esta noche con una multitud dispuesta, seguramente generará uno de los momentos más altos en materia de shows en 2013. Claro, contribuyen al flash la disposición escénica y los láser paralelos que tienden a tocarse pensados por Renata Schussheim.
El ánimo de Charly, su determinación en esta previa, hace pensar que quedó atrás la complicación de salud sufrida hace unas semanas en Bogotá.

El show, parte I

Charly García ofreció en Córdoba un show brillante. Acompañado de su banda y dos orquestas de cuerdas el cantautor repasó su carrera ante más de cuatro mil personas que llenaron el Orfeo.
"Vuela un jet hacia el sur, la cósmica cintura del folklórico ataúd de un DC-10 que se hace estrellas contra el suelo. Hoy estoy como un jet perdido entre las nubes sin señales para ver adónde voy. Pero mi corazón no es ciego...", canta Charly García sentado en su piano de cola. Y las primeras estrofas de Vos También estabas verde que suenan sobre un cándido colchón de cuerdas, estremecen, pero estremecen de a de veras. Y, aunque Charly cante entre dientes, la emoción que aceleró los corazones de los más de cuatro mil presentes en el Orfeo, fue una buena postal de que el idilio está intacto y de que las canciones del cantautor argentino están dentro de la obra más selecta y profunda del rock nacional.
Charly llegó para presentar el espectáculo "Líneas paralelas, artificio imposible", el cual relee su cancionero en plan electro-sinfónico. El show, que se presentó anteriormente en el Teatro Colón de Buenos Aires, tuvo una excelente replica en Córdoba. García estuvo acompañado por la Orquesta Kashmir, dirigida por el compositor y arreglador Patricio Villarejo e integrada por dos cuartetos de cuerdas y por su banda "The Prostitution", que integran Fabián Von Quintiero (teclados), Rosario Ortega (coros), Carlos González (bajo), Fernando Samalea (bandoneón y xilofón), Kiuge Hayashida (guitarra), Antonio "Tonio" Silva (batería) y el "Negro" García López (guitarra). Todos ellos, junto al trío de cuerdas que se suman habitualmente a la banda  y Bernado Baraj como invitado en saxo alcanzaron los 18 músicos arriba del escenario.
Eran exactamente las 22.06 del sábado cuando los primeros loops de Dileando con un alma iniciaban la noche. Charly, que enfundaba sus piernas de "popotito" en unos ajustados chupines de cuero negro salió hacia el frente del escenario alzando los brazos, acaso ya celebrando una noche que iba a ser musicalmente maravillosa.
Enseguida sonaron No te animás a despegar y Fax U, canciones que sirvieron para demostrar que la convivencia entras las cuerdas y la electricidad se daría en perfecta armonía durante todo el show.
"Una hermosa canción, vamos a invocar a un fantasma que no nos va a dejar nunca, la señora Mercedes Sosa", dijo en la antesala de Cuchillos, enseguida, la voz sampleada de la "Negra" disparó una exquisita versión del tema del álbum say no more.
Promesas sobre el bidet, Me siento mucho mejor, Influencia y Reloj de plastilina redondearon una primera parte en las que las canciones navegaron plácidamente entre los arreglos orquestales y el gen roquero de las composiciones.
Como toda gala lírica que se precie, García invitó a un intervalo con la ejecución en manos de la orquesta de Constant Concept, pieza de la que dijo sentirse orgulloso como compositor.

Parte II

Además de los hits inoxidables, "Líneas Paralelas..." rescató pequeñas viñetas que Charly compuso y editó en diferentes discos, maxis y bandas de sonido: Rejas electrificadas y Monoculo Fantástico (de Pubis Angelical) y 20 trajes verdes (de Peperina, de Serú Girán), fueron algunos de las piezas que sonaron y que pusieron en evidencia que el repertorio de García siempre estuvo linkeado a la música clásica y los arreglos sinfónicos.
Desarma y sangra, Inconciente colectivo, Yendo de la cama al living y Eiti leda, entre las canciones soberbias, y Fanky y la versión más eléctrica de Dinosaurios, entre las que levantaron a la gente, encaminaron la noche hacia un final que tuvo a Cerca de la revolución y Canción para mi muerte como bises intensos y una estruendosa ovación que la platea devolvió entre gritos de admiración al genio musical que encarna su figura y el aplauso de pie de un público que se sintió agradecido (y respetado) por un artista que ofreció su corazón y su obra en un espectáculo superlativo.
Las líneas paralelas de Charly pasaron por Córdoba, revitalizando el amor intenso que la gente tiene por la estrella más grande, que hoy tiene en vida, el rock argentino.

Foto: Sergio Cejas

Por Germán Arrascaeta y Rodrigo Rojas
Fuente: La Voz del interior

Lista de temas:

01-Dileando con un alma (que no puedo entender)
02-No te animás a despegar
03-Fax U
04-Cuchillos
05-Promesas sobre el bidet
06-Vos también estabas verde
07-Me siento mucho mejor
08-Monóculo fantástico
09-Influencuia
10-Reloj de plastilina
11-Constant concept

Intervalo

12-Futurista
13-Yendo de la cama al living
14-Rejas electrificadas
15-Fanky
16-Desarma y sangra
17-Inconsciente colectivo
18-Los dinosaurios
19-Eiti leda
20-Tango en segunda
21-El amor espera

Bises 

22-Cerca de la revolución
23-Canción para mi muerte

martes, 26 de noviembre de 2013

ENTRADAS EN VENTA "CHARLY GARCÍA - LINEAS PARALELAS" EN EL ORFEO DE CORDOBA - 30 DE NOVIEMBRE

VALOR DE LAS ENTRADAS*

Pista:
$822,25 - $695,75 - $632,50 - $569,25.

Sector Rojo:
$569,25 - $506 - $442,72 - $341,55.

(*) Este valor de entrada incluye el 15% de Service Charge.

VENTA ONLINE



lunes, 25 de noviembre de 2013

CHARLY GARCÍA HABLA DE SU SALUD DE SU PRÓXIMA PRESENTACIÓN Y DE COLOMBIA

Charly: "Dios está dentro de cada uno y no juzga ni castiga"


24/11/2013 | 08:17 En exclusiva con Cadena 3 dijo: "Líneas Paralelas es un espectáculo distinto a los de rock porque ya estaba un poco harto de eso". "Invito a los que quieran saber hasta dónde doy como músico".
Charly García se presenta el próximo sábado 30 en Orfeo Superdomo con su nuevo espectáculo "Líneas Paralelas-Artificio Imposible".
Tras su presentación en el Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, Charly llegará a Córdoba en lo que será su única actuación en el interior del país.
Será con la misma orquesta que actuó en el Colón incluyendo también coros, su banda actual "The Prostitution", junto a artistas nacionales y extranjeros interpretando piezas especialmente escritas a la medida de cada uno. El espectáculo tiene una duración aproximada de 2 horas.
A días de su llegada a esta ciudad, el músico dialogó en exclusiva con Cadena 3 y contó de qué se trata este nuevo espectáculo. También repasó su relación con Palito Ortega y su concepción de Dios, además de las influencia que recibió su música a lo largo de su historia.
"Esta orquesta que armé es una novedad porque no es un grupo de rock sino que es la integración de instrumentos acústicos y clásicos con instrumentos que generan música por electricidad", definió el músico.
"Es la amalgama de dos máquinas: la máquina que inventó el tipo que hizo el Colón que tiene mil vericuetos por donde pasa la música y cómo se juntó con la electricidad y lo hizo de una manera impresionante".
Charly contó que cuando presentó este espectáculo en el Teatro Colón "se escucharon timbres o tonos que no se escuchan muy a menudo". "Estoy muy conforme cómo salió la ejecución y cómo los músicos se lo tomaron con respeto".
Charly también percibió que en esa amalgama de clásicos y rockeros "no hubo canchereadas del tipo: 'vos no sabés de música y yo sí, o yo te saco la partitura y vos no tocás nada'".
"Los músicos clásicos conocían perfecto mi música", contó Charly y señaló que Líneas Paralelas tiene "elementos subliminales o subtextos como se dice en teatro o cine".
"Además una concepción de espectáculo distinta al rock, porque yo estaba un poco harto de eso".
"Estaba un poco harto que todos los shows de rock son iguales, ahora es más coreografía que otra otra cosa"."Esto sale del cliché, y además tiene cosas teatrales", dijo.
En ese sentido, destacó la presencia de Jean Francois Casanova "que en escena representa la tercera, que es la nota que traté de usar poco para dar espacio a que en Líneas Paralelas haya silencio y él representa ese nota".
"Es re lindo y lo vamos a hacer con todo en Córdoba, porque Palazzo es muy fan mío y le va a poner todo", señaló Charly.
"Hay 50 artistas en el escenario. Es algo nuevo que como músico me llena de orgullo", agregó.
Charly también contó que como dirige la orquesta tocará en una especie de púlpito para no quedar de espalda al público.
El artista habló casi con devoción de sus músicos y de esta orquesta: "Cada uno sabe su parte, de oído o por partitura". "Cada uno genera su propio sonido, no hay masa, sino individualidades y como espectador podés identificar quién está tocando qué cosa", agregó.
Consultado sobre si está componiendo en este momento, Charly señaló: "A mí me parece que esto que hice en el Colón y esta obra me va a dar o ya me dio las pautas de un camino diferente".
"También pienso que cuando componés 500 canciones que son según me parece a mí, buenas, llega un momento en que decís: ¿y ahora qué hago?"."Me dan ganas de escribir un libro, como lo hice, o hacer una película". Sin embargo señaló: "El formato de la canción es espectacular, divino".
Charly contó que su forma de hacer música está influenciada por Los Beatles. "Los Beatles tienen otra forma de llegar a la gente", dijo Charly y en ese sentido explicó: "Voy a tratar de derribar prejuicios y no quedarme con el gancho de la canción".
También consideró que la composición "es una mezcla de alma, corazón y mente. Eso mucho no se puede dominar"."Podés estudiar y tener más elementos para hacer que tu obra sea más perfecta entre comillas", dijo Charly.
Y contó que por ejemplo Bob Dylan "no escribe música, pero lo que hace es arte". "Hay mil formas de llegar a lo que uno quiere expresar, que es lo que realmente quiero". "Quiero expresar algo que salga de esa alma que tenemos los seres humanos, que te conmueva y te cambie algo".
Charly dijo que el mejor resultado del artes "es que te quede algo". De esas 500 canciones que compuso, Charly dice que de algunas se acuerda con precisión matemática dónde y cuándo las compuso.
"Me acuerdo de muchas, como por ejemplo Aprendizaje. Ya habíamos hecho un hit que fue Canción para mi muerte y la compañía nos pedía otro hit. Me dije: ¿cómo será ese simple, otro estilo? No, me dije y un poco la calculé y la hice en 10 minutos y me salió bárbara".
Sobre Líneas Paralelas Charly dice que "tiene un vuelo y una ambición musical y poética que hace que las canciones tengan otro significado". Por eso invitó especialmente "al oyente casual". "Invito a los que quieran saber hasta donde doy yo como músico", desafió.
Sobre sus influencias musicales, Charly dijo que además de Los Beatles le gusta el tango "pero cuando suena en mi cabeza". "No me gusta cómo suena cuando se graba", agregó.
En ese sentido dijo que "el rock argentino no se inventó solo, porque yo soy parte del rock argentino y las influencias que tuve vienen del tango, como el rock viene del blues que lo hacían negros en algodonales", explicó. Charly contó que su madre tenía un programa en radio y televisión sobre tango y folklore y "muchas veces" los músicos iban a ensayar a su casa. "Así conocí a Mercedes Sosa y a Juan Falú", apuntó.
"No reniego para nada de la historia musical argentina, al contrario", indicó Charly. "Por otro lado está el rock, que se mezcló con eso y el resultado soy yo", señaló.
A pesar de la estatura musical de Charly, no duda en invitar una y otra vez a la gente a Líneas Paralelas: "Esta vez vayan porque se van a encontrar con algo que los va a sorprender".
Charly también se pregunta "hasta dónde uno tiene una idea y la realiza sin corazón". Y reflexiona: "Sin una cosa no tiene la otra".
El músico también dijo que no cree que "Dios esté afuera mirando y juzgando o que haya premio o castigo". "Dios está dentro de cada uno de nosotros", diferenció. "El ser humano ante la imposibilidad de definir qué es eso que tenemos dentro construye mitos y religiones, para sacarse el peso de encima".
"Pienso que esa cruza de mentes y corazón y alma es lo que hace que uno tenga apetitos un poco más sofisticados que los animales por ejemplo", reflexionó. "Dios está dentro de uno, y cada uno lo tiene. No es una cosa mágica o que se pueda poner en una tabla y que diga cosas como 'No desearás la mujer de tu prójimo'".
Sobre su formación musical, contó que la primera vez que tocó en público "tenía 4 o 5 años y toqué Claro de Luna de Beethoven".  "A los 12 años ya era maestro de piano. Por eso el Colón no era un ambiente del todo extraño para mí. Lo que me separó de ese unvierso fue la imposibilidad de componer", dijo.
"No porque no pudiera sino porque generalmente todos los profesores de música clásica te dicen: no compongas, tocá lo que está escrito porque la composición es para los genios y no para los pelotudos".
Charly dijo que existe una idea un poco masoquista sobre componer música: "Parece que uno tiene que sufrir para liberar el espíritu y así componer". "Creo que se puede componer y ser feliz", señaló.
"Por supuesto no se puede ser feliz todo el tiempo porque nadie lo ha hecho y si lo hace se parece más a la boludez que a la felicidad", consideró.
Volviendo a sus influencias y a la música, evocó siempre a Los Beatles: "Creo que lo que hizo a los Beatles tan importantes fue que pararon con una tradición, que era: si querés ser cantante, como Elvis por ejemplo, tenías que ser lindo, tener una buena voz, gente que te vistiera y te compusiera las canciones".
"Y Los Beatles hacían todo solos", dijo. "Me di cuenta que me habían mentido mucho en cuanto a muchas cosas y que tenía la posiblidad de liberarme de viejas ataduras y componer y expresarme".
Cuando presentó Líneas Paralelas en el Colón, en las calles porteñas próximas al Coliseo mayor de la Argentina se desarrollaba una importante movilización. "Creo que el mayor logro, de Líneas Paralelas fue que hubo una cosa general que provenía de la música y unía a la gente que por un rato se olvidó del peronsimo del macrismo y de todo".
Charly también señaló que existe la creencia de que todo "sale de la TV y que todo es política". "Y las cosas realmente importante se pasan de largo", reflexionó. Dijo que un ex Presidente que votó y del que luego se hizo amigo le hizo el siguiente planteo: Charly, el poder lo tenés vos. Yo para tener poder tuve que convencer a la gente". "¿Quién se acuerda del ministo de Economía de Beethoven?, nadie".
"El poder es la cosas que te vienen del corazón, no el convencer a la gente como dice Kennedy", indicó.


Palito Ortega
Charly García se mostró muy feliz por el Grammy a la Excelencia Musical que recibió el pasado jueves.
El artista consideró al intérprete de “La Felicidad” como parte de la historia de la música argentina.
“ Lo que hizo, te guste o no, es parte de la historia. Una canción puede tener un mensaje que no te guste y dentro de su infinita simpleza tiene esas notas que te tocan algo del cerebro. Está muy bien que se lo hayan dado -al Grammy- a él”, celebró.
García rescató también la fórmula que utiliza el cantante tucumano para crear éxitos.
“Su método es como cuando clavás un clavo: le da a la cabeza y lo mete dentro. Se deshace de las cosas periféricas y va al grano. Lo que digo no es objetivo porque lo quiero mucho”, confesó.
Y continuó: “Es un tipo que se inventó solo. Imaginate en Tucumán, que no era ni pueblo en aquella época y cómo a él le llegó la música y la visión que tuvo”. 

Por: Sergio Zuliani.
Fuente: cadena 3
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Charly García: "No tuve que ganar votos para que me elijan"

Charly García cuenta que está bien y analiza el espectáculo “Líneas paralelas, artificio imposible”, que trae al Orfeo. Dice que no tiene una ideología precisa y que el arte es menos corruptible que la política.

24/11/2013. Charly García ofrecerá el sábado en el Orfeo el mismo espectáculo que estrenó en el Colón y que postergó en Bogotá por un pico de tensión. Se trata de Líneas paralelas, artificio imposible, que, según él mismo, "no le rinde pleitesía a la música clásica" ni significa un "episodio sinfónico" en su obra aterciopelada y popular al mismo tiempo.
Pero primero lo primero, ¿qué tan bien está de salud? ¿Qué tanto hay que preocuparse por su estado? "No pasó nada", asegura García desde su hogar porteño. "En todo caso, preocupate porque encontré la fórmula de ir con 200 músicos y no tocar. No pasó nada, en serio. Se empeñaron en que tenía algo y en el hospital me terminaron pidiendo miles de autógrafos. Ese fue el fin, muy cholulo todo. Muchos exámenes que no llevaban a ningún lado, porque yo me sentía fenómeno", detalla.

-¿Vas a volver?
-Cuando baje un poco altura, cuando me manden al piso uno y no al 24, vuelvo. Me encanta Bogotá, a pesar de todas estas peripecias.

Volviendo a Líneas paralelas, artificio imposible, García espera que no se confunda su oferta con la magnificencia del rock sinfónico: "A mí me afectó positivamente ese tipo de rock, que se caracterizó por grupos grandes, con mucho teclados. Era la época 'progresiva', donde la música no tenía ninguna ambición comercial y los temas duraban muchísimo. Un disco podía ser un solo tema. Y todo fue grandísimo hasta que el punk fosilizó la movida y se acabó".
"Por la propia corte, los grupos se volvieron re Luis XV. Y fue así hasta que los punks les pegaron un patadón en el culo y Rick Wakeman se tuvo que sacar la capita –complementa–. Bueno, más que eso, Líneas paralelas es una nueva forma de grupo orquestal. No le rinde pleitesía a la música clásica. Si bien en todos mis discos hay una referencia a ese mundo, en este show traté de cambiar las armonías clásicas, mayores y menores, para hacer una cosa más abierta, con armonías más fáciles, todo será más minimalista".

-Finalmente, desististe de adaptar tu obra a los modos de una orquesta sinfónica.
-No quise trabajar con 50 músicos porque me hubiera vuelto loco. Preferí trabajar con un grupo de cuerdas al estilo de los Beatles en Sargeant Pepper. Fusionar la madera, la armonía un poco primitiva de antes del Renacimiento o del Renacimiento mismo, con la armonía eléctrica de los Beatles. Cuando una cosa está bien construida, y no tiene nada que moleste, se puede conjugar muy bien todo: los sintetizadores, el sonido orgánico de una formación de rock y la de otra de carácter más clásico. Estoy contento.

-También usás varios iPad…
-(Interrumpe) ¡¡¡Sí!!! Porque al sumar esa tecnología, que puede emular lo que quieras, a instrumentos de verdad, sólo lográs darle mayor margen a la fantasía. Y cuento con otro aspecto a favor: los músicos de formación clásica que acompañan a The Prostitution, que forman un cuerpo al que he dado en llamar Kashmir, como el tema de Zeppelin,  no tienen la pretensión de esnobista de tocarse todo, ni nos miran con esa onda “ustedes no saben ejecutar”. Es más, un día nosotros le sacamos la partitura y le dijimos “ahora toquen ustedes a ver qué onda”.  Y pelaron.  Es gente muy armónica.

-Te iba a preguntar, a propósito de tu entusiasmo por el uso del iPad, cómo está tu relación con los adelantos tecnológicos. Y cómo fue ésta en el pasado.
-Mi relación con la tecnología siempre fue fluida, pero estuvo basada en la exploración, en tocar botones. Nunca me puse a leer los manuales. Con el iPad me pasó exactamente lo mismo. Bueno, sacale la metáfora de los botones.

-Tu historia dice que a los cuatro años ya dabas conciertos bajo la supervisión de tu profesora de piano, Julieta Sandoval. Y que en el medio de obras de Chopin metías tus propios movimientos. Ya de movida trascendías lo clásico.
-Ofrecía un concierto por año en el Conservatorio. Todo era muy pituco… De alguna manera, fui famoso desde chico, me traían flores y qué se yo. Tenía 4 años cuando empecé a estudiar. La sensación de estar frente a una página e interpretar al piano lo que tenía impreso, fue algo que me volvió loco… Pero otras partes de la música clásica que no me gustaron mucho.

-¿Cuáles?
-Las que tenían que ver con la onda cristianismo y la era victoriana, con los músicos tocando con peluca mientras en la cocina trabajaban negros esclavizados. Por eso le dediqué en “Líneas paralelas” algunos guiños a la percusión. Reproduzco una línea de Bonham para que Toño (Silva) y (Fernando) Samalea hagan un contrapunto. Quedó muy bueno el recurso. Si bien está presente en la música clásica, el ritmo no tiene en ésta la predominancia que adquiere en la música popular. ¿Por qué? Porque es de negro.

-Tu formación clásica, ¿te hizo dar pudor a la hora de componer una composición pop, simple, sin demasiadas vueltas?
-A los cuatro años estrené Para Elisa de Beethoven y, de haber seguido en esos términos, podría haberme convertido en Bruno Gelber. El tiempo me hizo dar cuenta que hacer un par de movimientos rinde más que tener buena digitación. Los Beatles hicieron el resto.

De los Beatles, el que pasó por Argentina semanas atrás fue Ringo Starr. Y como pudimos atestiguar también en el Orfeo, lo hizo con su habitual banda de notables que, entre otros, destaca al norteamericano Todd Rundgren, otra leyenda del rock que García supo asimilar. En rigor, Charly fue más allá de la mera evocación en este caso, ya que de Rundgren tomó su Influenza para adaptarla a nuestro idioma y recrearla en una versión menos pletórica de sintetizadores. Y no se quedó ahí, el disco que contiene la relectura se llama Influencia y cuando reunió a Sui Generis para la época de Sinfonía para adolescentes se animó a interpretar otro clásico de Todd: Can we still be friends.
Así que, por estos días, García tuvo en su ciudad al baterista del grupo que le cambió la vida y al músico y productor que compuso uno de las canciones que más positivamente lo afectó, además de permitirle interpretar lo que supone quedar subyugado por algo o por alguien.

-¿Habrá capitalizado la cercanía? 
-Claro. Le conté de mi admiración y de su influencia. Y nos hicimos amigos. Tanto, que me invitó a bailar un tango. Bailé un tango con Todd Rundgren. Y en un momento de la milonga llega Ringo y Todd me lo presenta. Y resulta que Ringo es buena onda también.

-¿Te sentís un par de semejantes figuras?
-(Piensa) Sí, me siento un par, aunque sin perder de vista la relevancia de la obra de cada uno de ellos. En mi vida, sin ir más lejos, fue importantísima.

-En "Líneas paralelas, artificio imposible" recuperás piezas de "Pubis angelical", tu banda de sonido para el filme homónimo. ¿No sentís que te quedaste corto en ese aspecto, que podrías haber hecho más músicas de películas?
-Pero las veces que me tocó, lo hice muy bien. Ya no hay directores como De la Torre, con los que puedas desarrollar los acentos dramáticos de un relato. También hice Lo que vendrá (Gustavo Mosquera), pero este trabajo fue más ambient, texturado.

-Pensaba en que sos una de las pocas celebrities que todavía no fue al Vaticano para ser bendecido por el papa argentino.
-Es demasiado tarde para bendiciones. Lo haría por la simpatía que despierta el personaje, en todo caso.

-¿Pero acaso en la cultura rock no se tiene simpatía por el demonio?
-Los tratos con Dios son más complejos. Todo bien con los Stones, pero es así como yo te lo digo.

-En los últimos tiempos, hay un debate sobre para quién tocan los músicos populares. Pero vos tocaste para el gobierno nacional, Macri te cedió el Colón, en Córdoba te presentaste para los 400 años de la UNC y para una movida de De la Sota. ¿Qué onda?
-Tengo simpatía por Cristina y Macri se portó muy bien conmigo porque me cedió el Colón para hacer esta obra para hacer esta obra que era complicada de hacer en otro lado. No tengo una ideología muy precisa… Sólo entiendo que en la corrupción es casi inevitable en la política, porque se negocia demasiado en la construcción del poder, se negocia demasiado para conseguirlo. A De La Sota ni siquiera lo conozco, pero sí sé que tengo más poder que él, porque el mundo de las artes es menos corruptible y no tuve que ganar votos o convencer a las personas para que me elijan. Toco si me convocan, y si no traiciono ninguna convicción personal.

Por: Germán Arrascaeta
Fuente: La voz del interior