miércoles, 11 de junio de 2014

RRR, EL NUEVO DISCO DE FITO PAEZ CON ALMA DE CHARLY


Muchas veces he hablado con Fito Páez. Es un artista lúcido y siempre está inquieto. Nunca parece interrumpir su energía. Conversando es intenso, bromea, se mueve, va y viene, habla con otros, regresa, sigue la charla, recuerda alguna frase de alguien (además parece memorioso) . Como músico también es inquieto. Suele sepultar un disco con el próximo. Algo así como “lo hecho, hecho está”.
Es un constante dar vuelta la página y comenzar una nueva. Lo eléctrico y lo acústico, lo complejo y lo simple, lo cargado y lo despojado, lo mental y lo visceral se alternan como en una rueda de la fortuna donde cada vez que se pone en movimiento, nadie sabe dónde terminará cayendo la flecha. Lo cierto es que este disco fue catártico. De repente se le apareció en la mente.
Charly García, amigo y socio musical, quien invitó a tocar en su banda a un joven Fito recién llegado de Rosario, resulta ser en este disco un protagonista omnipresente. Todo el tiempo se escucha a Charly. Aunque Charly no participó en la grabación, ni en la composición de estos nuevos temas.
“Yo estaba en un medio de una tormenta emocional y de pronto me invadieron las canciones... Me apareció todo el tiempo la imagen de Charly... Es como si este disco lo hubiera grabado él”, dice Fito en una especie de informal discurso a los asistentes.
Las luces del estudio El Pie se ponen tenues hasta la casi oscuridad total. Sólo se divisan los cientos de lucecitas rojas o verdes de la consola, de los procesadores. Hasta la enorme pantalla de la computadora tiene el brillo atenuado. La veintena de personas invitadas se acomoda en los rincones del control room, algunos sentados en el piso, otros de pie. Fito se sienta frente a la consola y pone Play. El primer tema comienza con una furia incontenible, una especie de “Tráfico por Katmandú” pero en versión punk. Pronto aparecerá (en segundo lugar) una hermosa canción, un futuro clásico de este Fito-Charly. De esta forma se suceden todas las canciones, sólo interrumpidas por espontáneos aplausos y comentarios. Fito hace algunas bromas con sus músicos.
La escucha estaba pactada a las 21.30 y contaba inicialmente con la presencia del mismísimo Charly (el otro autor omnipresente). Un llamado confirma que Charly recién se levanta y que arribará al estudio después de darse una ducha (llegó 23.30). Ante la presión de los asistentes, Fito decidió hacer una escucha inmediata, y otra cuando arribara Charly.
El disco fue grabado en 15 días, un tiempo récord por tratarse de un disco de un artista como Fito. Hubo partes grabadas en el pequeño estudio “de 4 por 4“que tiene Mariano Otero, lo cual permitió una mayor conexión entre los músicos. Algo así como ensayar y grabar. En una segunda etapa en New York, Fito trabajó en solitario con el histórico Joe Blaney (ingeniero de grabación de “Clics Modernos” y tantos otros discos de Prince, Keith Richards, The Clash o Tom Waits).
El disco tiene pasajes de gran intensidad musical. La banda actual de Fito contagia una energía virgen que es la traducción del compromiso que han adoptado por el proyecto. Como dirían en mi barrio: “Se pusieron la camiseta de Fito”. En el tratamiento de las canciones no recurren a los típicos “clichés” de los músicos de sesión. Mariano Otero, uno de los más destacados bajistas de jazz, resultó ser un férreo soporte por donde se despliega la fantasía de Fito. Su tecladista y productor Diego Olivero parece equilibrar la podredumbre controlada del repertorio rockero con las baladas. El tan temido rol de productor de un artista de la talla de Fito parece estar en muy buenas manos.
A primera escucha el trabajo general de este disco es bastante, aunque no suena cargado de ornamentaciones. Fito me dice que la instrumentación es muy sencilla: “piano, guitarra, bajo, batería, un órgano Hammond y dos voces de coro”. Lo cierto es que el despliegue de estos pocos elementos se enreda y combina de tal forma que el resultado es una potente pócima de rock.
La postergada l legada de Charly resulta un imán natural a las miradas de todos. Derrochando charme, con pantalones claros, saco de pana oscuro, camisa negra y Ray ban negros “a lo Dylan” saluda amablemente a los asistentes y se trenza en un abrazo con Fito. “Así que trabajaste con Joe (Blaney)? Justo hoy estuve conversando con él, vino a visitarme”. (Blaney está por estos días en Argentina grabando con la banda No Te Va Gustar). “Recordamos la grabación de Clics Modernos...”.
“¡Ese disco adelantaba 20 años!”, le dice Fito dando comienzo a una catarata de anécdotas de grabación con Blaney. Se los ve felices. Son algo así como dos niños adultos cuando hablan de música. El disco tiene una posible fecha de lanzamiento de aquí a dos o tres meses, aunque ya está completamente terminado y con un documental filmado de la grabación, y un gracioso video clip dirigido por Diego Kaplan, donde Fito se relaciona con un muñeco del estilo Plaza Sésamo.

Por: Guillespi 
Fuente: La Razon


RRR (Rock&Roll Revolution)
"Acabo de terminar ‘Rock & Roll Revolution’, es un disco dedicado a charly García, va contener un texto del escritor argentino Martín Rodríguez sobre lo que pensamos de esas dos palabras juntas y sobre Charly y su protagonismo cultural en las últimas décadas.
Lo compuse en dos semanas y lo grabé en Buenos Aires en otras dos y ahora en Nueva York estamos con Joe Blaney haciendo que sea una maravilla. Grabaron Mariano Otero, el bajo, Gastón Barembreg, la batería, Gaby Carámbula guitarra eléctrica, yo los pianos y teclados y Diego Olivero todo lo demás.
RRR’ (Rock Roll Revolution) es un álbum de un hombre que sabe lo que quiere y lo que no, es también un álbum de afirmaciones y de declaraciones…de puntos de vista.
Habrá a quien le caiga bien y habrá otros que no. That´s life. Y esa también es una forma de contarles a mis hijos, quien es su padre. Que piensa y como actúa en el mundo"

Por: Fito Paez
Fuente: El Comercio

Fito Paez: "Charly García me devolvió la identidad"
Se sintió dominado por la sensación de vacío, y alzando los ojos con una especie de espanto irracional, le parecía que todo eso salía de lo normal, que comenzaba una transmutación en torno de él, que el mundo adquiría un carácter singular y que podía quizás volver a su aspecto normal, cerrando un momento los ojos para descubrír que la música de Charly García que estaba naciendo en él le recuperaba infinitamente su Identidad....mientras se iba alejando de esa orilla que tanto dolor le había causado.
Con pocas palabras Fito en un momento muy especial de su ultimo show en Rosario decidió tocar Desarma y Sangra y así decir que el nuevo disco Rock & Roll Revolution le devolvió la identidad por eso el inmenso agradecimiento a Charly García.
No sólo salieron los acordes sino que desarmó y sangró para sanar.

Por: Sandra Bolatti de Ciudad Fito Paez

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