“Gustavo Cerati era un tipo excelente y la gente así llega al público”
La estrella del rock fue la figura central del homenaje que distintos artistas le rindieron al Soda Stereo en Buenos Aires. En diálogo con Hoy, analizó el legado de su colega y tiró una primicia: “Tengo disco nuevo”La jornada había iniciado temprano, al mediodía, y prometía extenderse hasta el comienzo del otro día, con el cierre estelar de Charly García. Gillespi, el conductor, lo sabía, entendía que iba a tener que presentar uno a uno a los artistas que gustosamente habían aceptado homenajear a Gustavo Cerati en Siempre es hoy, el programa que el martes 4 de noviembre -a dos meses del fallecimiento del exSoda Stereo- grabó la TV Pública y que se emitirá el sábado 22, coincidiendo con el Día de la Música. Entonces, fueron llegando al estudio mayor del canal artistas como Julio Moura; Richard Coleman; Massacre; Ricardo Mollo y Leo García, quienes hicieron una gran versión de Crimen, celebrada por el puñado de fans que cabía en el recinto, sentados en una pequeña tribuna debajo de una pantalla con la imagen permanente del homenajeado, mientras que Catupecu Machu encendió la potencia con Persiana americana.
Ya habían pasado la Big Band -formada para la ocasión- de Leandro Fresco, Fernando Samalea, Fernando Nalé y Rano Sarbach; y Lisandro Aristimuño, cuando al promediar las 19 apareció Fito Páez para ensayar varias tomas de Cosas imposibles.
Pero aún faltaba para que este seleccionado de estrellas, convocado por el ex-tecladista de Soda, Tweety González, se completara.
El más esperado
Estaba anunciado para las 21 y a esa hora, la entrada principal del canal, sobre la porteña Av. Figueroa Alcorta, era un paisaje de vallas, periodistas, hombres de seguridad y productores. La alfombra azul que conducía a los camarines estaba desierta e impecable. Antes, su mánager se había encargado de advertir: “Liberen la alfombra”; “No lo toquen”; “Apaguen los flashes”; “Despejen su campo visual”.
A las 21.40, una limusina blanca con luces azules estacionó y las cámaras se encendieron. Dentro de ella, se decía, Charly García bebía champagne y miraba una de Stanley Kubrick. El hombre de traje negro, parado de espaldas al vehículo, amagó varias veces hasta que, a las 22, por fin abrió la puerta central y salió Charly, altísimo, con un look total black, desde el saco hasta las botas, y auriculares en el cuello, mientras caminaba la alfombra con un libro de pinturas entre sus manos de falanges interminables.
Cerca de las 23 entró al estudio, ovacionado por el público. Parado ante un micrófono y un teclado lo esperaba Benito Cerati, que había decidido homenajear a su padre con García y no con su banda, Zero-Kill. La leyenda de 63 años se sentó, posó los dedos sobre su iPad, luego en el teclado y comenzaron a sonar los emotivos acordes de Vampiro, incluido en Tango 4, el disco que editó en 1991 junto a Pedro Aznar y en el que Cerati grabó guitarras. Ante algunos desperfectos técnicos, el músico se molestó: “¿No estaba probado el sonido?”; luego pidió una guitarra que tardaron en alcanzarle y después desestimó. Al cabo, tras varios ensayos y conforme con la versión lograda, Charly abrazó a Benito y juntos se dirigieron al camarín que personal de seguridad se encargó de despejar de periodistas.
Casi una hora después, García salió sonriente y aceptó caminar junto a este cronista los 50 metros que lo separaban del camarín hasta la limusina. Con una condición; su voz arenosa preguntó primero: “¿Qué querés?”.
¿Charly, por qué tenías que estar en este homenaje?
Porque tenía ganas, porque quería tocar los teclados con [amplificadores] Marshall, porque Benito [Cerati] me parece un tipo bárbaro. Vine por muchas razones, y me hizo bien.
¿Por qué elegiste tocar Vampiro?
Porque fue el momento más intenso que viví con Gustavo y creo que comprendimos todo el tema. Él se re copó, vino con el Marshall completo a lo de Pedro [Aznar]; voló el Marshall, porque tiene una condición sine qua non: a los cinco minutos de usarlo, se quema. Así que elegí este tema para perpetuar su historia, me parece genial eso.
¿Cuál creés que es el legado de Cerati?
(Hace un largo silencio) Para mí, era un tipo excelente, y eso era lo que transmitía. La gente así llega al público, y eso se percibió cuando murió.
Ya el 27 de septiembre pasado, Cerati había tenido un homenaje, no exclusivo, sino por extensión. Porque distintos artistas, encabezados por Fito Páez, organizaron una celebración de la extensa obra de García, pero con emotivas dedicatorias al creador de En la ciudad de la furia. No obstante, Charly sólo apareció en ese tributo a través de una pantalla, para interpretar Desolation Row, de Bob Dylan.
¿Viste el homenaje que te hizo Fito?
Sí, lo vi en calzoncillos y en la cama, era un homenaje para mí y no fui (suelta la carcajada y mira cómplice).
¿Qué estás haciendo ahora?
Tengo un disco nuevo.
¿Con temas propios? ¿Cuándo lo vas a editar?
Sí. Lo voy a sacar cuando me den un millón de dólares (risas).
La alfombra azul termina. Charly camina lento y vuelve a sonreír. Afuera, alguien le grita: “¡Genio!”. Él lo acepta y devuelve el gesto: “Gracias”. El hombre de traje negro abre la puerta de la limusina y el artista se pierde dentro. El vehículo se vuelve un punto en la ancha Avenida Alcorta.
Por Jorge Garay
Fuente: Diario Hoy
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