miércoles, 20 de mayo de 2015

FERNANDO SZERESZEVSKY “UN DÍA EN LA VIDA DE CHARLY GARCÍA ERA UN MES EN LA VIDA DE ALGUIEN NORMAL”

El actual manager de illya kuriaki & the valderramas y ex manager de Charly García, en una imperdible entrevista exclusiva para revista Random.


A los 12 años, Fernando ya tenía su trabajo como zapatero en un taller de villa crespo, a los 17, un programa de radio con sus amigos del secundario, a los 23 años era jefe de prensa en presidencia y trabajaba con el entonces, secretario general de presidencia Alberto Kohan y el ex presidente Carlos Menem y como si esto fuera poco y su edad y experiencia mucha, a los 26, era manager y amigo de Charly García. Hoy, Fernando es el manager de los exitosos Illya Kuriaki & the Valderramas.
Solo pondré lo referido a Charly pero les recomiendo lean la nota completa AQUÍ.

Un día me dice Kohan que el “presi” quería una cena especial. Me daban vueltas y no me decían. Quería una cena con Charly García. Le dije que era imposible, que no se iba a poder. Charly siempre estaba en contra de Menem, hablando muy mal. “No me importa. Quiero juntarme con él y vos lo vas a conseguir.” Me dijo sonriendo Menem.

-Y lo lograste…
Costó meses lograrlo. Después de aclararle a Charly que Menem no quería perdirle nada, no necesitaba nada… no buscaba ningún rédito político. Me dijo que lo iba a pensar. Fui a conocer a Charly, pegué muy buena onda. Él me veía como “el poder”, fuimos de a poco trabajando en el encuentro hasta que llegó el día en que se dio.

-¿Que significó para vos esa reunión?
Siempre en cada cosa que hago me gustó crear hitos, cosas que queden en la historia. Desde el minuto cero sabía que ese encuentro entre Charly y Menem iba a ser algo histórico y que iba a quedar para siempre.

– ¿Cómo fue ese encuentro?
En ese momento Charly estaba con todo el mambo “Say no More”. Cuando por fin llegó el momento del encuentro le propuse a Kohan que cuando lleguemos a Olivos a la cena programada, desde el mozo, pasando por el parrillero hasta Carlos Menem tenían que usar el brazalete de “Say no More”. Con eso Charly se iba a sentir muy a gusto, era algo muy importante para él. Kohan me dijo que no había problema y le entusiasmó mucho la idea. No le dije nada a Charly. Llegamos a la quinta de Olivos, se abrió la puerta y apareció Carlos Menem a recibirlo con el brazalete puesto. Cuando lo vio Charly la sensación fue en ese momento: “Yo soy el poder, el presidente se puso mi brazalete”. La cena fue increíble, Charly tocó, se hizo un mini show, se emocionó mucho. Tocó “Los Dinosaurios” lloramos todos. Después a Charly se le ocurrió una genialidad: regalarle al presidente el disco de la música que se tocó ahí y que lo use como un souvenir para obsequiarle a quien quiera. Hicimos “Charly & Charly en vivo en Olivos”, el disco es excelente y el hito fue la tapa de Clarín al otro día con ellos dos juntos. Se generó una onda y una amistad que les duró muchos años. Hicimos el disco que es una escarapela con todo un packaging con las fotos del encuentro, el arte es buenísimo.

-¿Qué pasó después de la reunión y el impacto que generó con respecto a la relación con Charly?
Al tiempo viajamos a China con la comitiva, estando allá lo llamo y le pregunto si quería que le trajera algo y me pide un instrumento que se llama “sami yen”. Teníamos una gira larga y nos costó mucho conseguirlo. Medía dos metros de alto, era una arpa doble que la tocan dos personas acostadas. Lo que me putearon por haber cargado ese instrumento durante toda la gira por todos los países asiáticos fue tremendo (risas). Cuando llegó el equipo, lo llevaron a la casa de Charly, a ese momento ya tenía una relación casi de trabajo en conjunto con el manager como asesor. Lo subimos a su casa y le digo: “Charly tenés un regalo en el comedor”. Abrió la caja y se puso a llorar de la emoción.

-¿Cómo empezaste a laburar con Charly?
En el año 2000, ya no trabajaba en presidencia y hacia cosas con ellos (su manager Marcelo y Charly). Se estaba preparando la vuelta de Sui Generis y comienzan a llamarme del entorno de Charly. Me parecía raro porque el manager oficial seguía siendo Marcelo y me decían que el propio Charly había pedido que se comunicaran conmigo. Llamé a Marcelo y me cuenta que se había peleado y que Charly lo había despedido. Fui a ver a Charly y me dijo directamente: “Sos mi nuevo manager”. Me generó una situación extraña porque yo había llegado a ese lugar de la mano de Marcelo y no quería que sienta una traición. Lo hable con él y durante un tiempo no quise tomar el rol de manager.
Empecé como en un rol de “no soy tu manager pero te ayudo”. En el medio de eso tuvimos el famoso episodio cuando se tiró desde el edificio en Mendoza a la pileta y unos cuantos más. Un día en la vida de Charly García de ese momento era un mes en la vida de alguien normal. Una vida muy intensa.

-¿Cómo era tu vida personal en ese momento, más allá de tu trabajo?
Tenía 26 años, me casé. Mi mujer no veía una vida alegre y sana relacionada a Charly García. A mi Charly me quería por dos cosas en ese momento: una era que, pese a ya no estar relacionado a presidencia, representaba el poder para él y la otra, es que yo soy un tipo sano. No fumo, no me drogo, no tomo y nunca lo hice. Un día me dijo en tono de joda: “lo bueno de tener a Szereszevsky es que cuando todos estamos re locos, el está lúcido para pensar”. hasta el día de hoy nos une una relación muy especial y personal más allá del laburo, pero me casé y me fui. En el 2002 dejé de laburar con él. En el 2005 volví. Lo hice porque lo extrañaba y me sumé a lo que estaba pasando, aguante un par de años largos más… Era una etapa en la que Charly estaba muy heavy y pasaron cosas terribles.

-¿Como lidiaste con eso, de admirarlo a trabajar junto a él y vivir ese tipo de situaciones?
En ese momento no lo pensaba tanto. Se daba todo muy rápido y fue una progresión de sucesos que me llevaron a estar con él. Hubo un par de hechos violentos sobre todo uno que pasó en Colombia. Me asusté mucho por la situación de locura que había. Yo ya tenía hijos y no era el estilo de vida que quería para mí. Me fui de su lado de nuevo. En el 2007, por intermedio de una persona se comunicó diciendo que andaba mal de plata. Lo fui a ver y me dijo que porque no me pensaba algún negocio que necesitaba dinero. Yo le pregunté que quería hacer y me dijo que le gustaba la idea de hacer un reality. En ese momento, estaba el famoso reality de Ozzy Osbourne. Me puse a trabajar con gente de Chile y Venezuela que estaban buscando hacer algo así. Nos juntamos en su casa y avanzamos con la idea. Al terminar la reunión le pregunté si nos veíamos el viernes para seguir con lo del reality, se iba a Mendoza y San Juan a tocar. Le dije que no fuera, siempre tenía problemas en Mendoza. Me dijo que necesitaba la plata que tenía que ir. “Si tenés que ir anda, pero la verdad es que siempre te pasa algo en Mendoza… cuidate” le dije. Se fue a Mendoza y nunca volvió. Fue ahí que quedó internado. Me quería morir.

-Tuviste un gran papel en la recuperación de Charly… ¿Cómo fue ese proceso?
Después que quedó detenido, llegando a Buenos Aires le preguntaron quién iba a ser su tutor personal y él dijo: “llamen a Fernando Szereszevsky”. Estaba mal. Me llamaron y me fui al Argerich y estuve desde ese día hasta el último de su recuperación a su lado, que fue el 10 de diciembre del 2010. Recibí una persona con chaleco de fuerza, totalmente medicado y empezamos la recuperación. Lo hacía por el amor incondicional hacia él. Acá no había shows, ni lucro de nada. Siempre lo quise y cuando me llamaron me sentí en una situación humanitaria. En toda la etapa de las clínicas no lo podía ver nadie más que yo. Era el único autorizado por la justicia. Después, pedí que eso se ampliara y logré que puedan verlo Nito Mestre, Pedro Aznar y León Gieco. Necesitaba que me ayudaran en la contención. Era muy duro afrontar todo eso solo. Toda la etapa de su internación fue un quiebre emocional en mi vida. En un momento fuimos a la clínica Fleni en Escobar… no quería mirar a mis alrededores. El ambiente era durísimo. Me ponía a llorar. Ver a los chicos en esa situación. Y verlo a mi gran ídolo pasar por eso.

-¿Él tenía ganas de salir adelante? ¿Cómo fue su recuperación?
Si, se dio cuenta de que era la única salida. En ese momento Palito Ortega se acercó y nos ayudó. Puso a disposición su quinta de Luján. Estando ahí, cambiamos el grupo médico que nos planteó: “la única forma de que Charly salga adelante, es ponerle una zanahoria lejos: los shows, la idea de volver a tocar. Sino trabaja para lo que le gusta y le da felicidad no se va a recuperar nunca” nos dijeron. Todos los que estábamos a su alrededor no queríamos que volviese a tocar. Nos dijeron que no importaba si era dentro de mucho tiempo, lo importante era mantener la idea de que era posible. Nos pusimos a trabajar. Quizás el trabajo más duro que tuve en mi vida. Volvió en la famosa gira “La Vuelta del Más Grande”. El primer show iba a ser en Vélez, pero decidimos hacer otros antes para que estuviese más cómodo. Surgió Perú y Chile. El día que fuimos a tocar a Perú, subió al escenario después de toda la recuperación y tocó el primer acorde. Todos, desde los plomos hasta los sonidistas, lloramos. Fue un momento de mucha felicidad. El show salió excelente, la gira también.

-¿Cómo estaba él en la intimidad? Había vuelto a tocar…
Emocionado y agradecido. Empezamos con la gira, seguía teniendo momentos buenos y malos. Una vez en México en un hotel, estaba medio triste. Nos abrazó a mi socio y a mí y nos dijo: “ustedes son realmente mis amigos. Amigos es esto, lo que ustedes hicieron por mi”.

-¿Te agradeció de alguna manera en algún momento todo lo que hiciste por él?
Tuvo un gran gesto conmigo. Soy fanático del Club de Futbol Atlanta, es mi otra pasión. Yo le inculqué el gusto por el futbol y veía mucho los partidos de la B Nacional y sabía todo. Estaba en la casa aburrido y se ponía a ver futbol y veía los partidos de Atlanta. Un día me dijo: “cuando juegue Atlanta te voy a acompañar, sé que es importante para vos”. Pensé que lo decía de compromiso. Llegó la última fecha y me dijo: “llamame mañana que voy con vos a la cancha”. Imaginate lo que fue la revolución de la cancha con Charly García presente viendo Atlanta vs Almirante Brown. Fue tapa de Olé (suplemento deportivo de Clarín). Para mí fue muy especial, porque lo que a veces a él le costaba decir en palabras, lo dijo con un hecho que era muy importante para mí. Fue como decirme “así te quiero que hago esto por vos”.

-¿Más allá de lo personal que te dejó trabajar con Charly García?
Un gran aprendizaje. Tuve la gran suerte de estar y trabajar con los números uno. Con el tiempo me di cuenta de que era algo natural en mí, que quizás haya visto aquel que me llamó la primera vez para laburar con Kohan y Menem. Todos los números uno, sean del ambiente que sean, tienen un hilo conductor que los iguala, patrones parecidos. No importa como son intelectualmente, me refiero a los patrones de pensamiento. No me considero un tipo de grandes virtudes pero si hay algo de lo que estoy seguro es que conozco sus cabezas. Se lo que quieren y como lo quieren. Como relacionarme con ellos, como tratarlos, como se los cuida y como piensan. Con el tiempo me di cuenta que a todos estos tipos los entiendo, más que a otros, los sé interpretar. Básicamente lo que quieren es que des la vida por ellos.

-¿Cuál es la coincidencia que según vos iguala a todos los números uno?
Un cúmulo de cosas que se interrelacionan. El carisma, la personalidad, el talento. Una especie de combo. Generalmente tienen una forma de relacionarse y una llegada diferente que los pone en una situación de pedestal.

-¿Cómo fue la experiencia de viajar con Charly a Israel?
Ese es un ejemplo de lo que te digo. Muy pocos artistas argentinos van a Israel y lo primero que pensé y visualicé cuando me puse a trabajar en la concreción, fue en el hito. Llevé un fotógrafo amigo especialmente a la gira. El día anterior llamé al jefe de espectáculos del diario Clarín y le dije que le iba a dar una foto con una sola condición: que esté en la portada del diario. Fue algo que gesté con un año de antelación y no se lo había dicho a nadie. La tapa que me imaginé era las manos de Charly -que son muy simbólicas por los dedos- apoyadas en el muro de los lamentos. Logramos que fuese la portada de Clarín. Y era mucho más que una mera foto de Charly. Era el símbolo de su recuperación, la esperanza, el agradecimiento, la fe. La foto envolvía mucho simbolismo. Se me pone la piel de gallina de la emoción.

-¿Por qué dejaste de trabajar con Charly?
Porque se cumplió un ciclo. Le di todo. Entregue muchos momentos de mi vida para lograr su recuperación. Yo tenía un solo objetivo en mi vida con Charly: Hitos. A mí siempre me gustaron sus canciones, nunca compré mucho el personaje de “Say No More” y el “Charly polémico”. Siempre soñé -desde que era su fan- que se recuperara y que pueda tocar sano. Así que el 10 de diciembre me fui con un Charly sano, tocando y con una cuenta bancaria enorme, con mucha felicidad y una tranquilidad emocional en lo personal.

Por: Santiago Ruiz
Fuente: Revista Random

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