Cuando 2040 años atrás, el Rey Herodes inició las obras de construcción del Anfiteatro de Caesarea en honor al Emperador Augusto, nunca se podría imaginar que llegaría un día en el cual 4000 argentinos, emocionados, eufóricos y delirantes, recibirían allí a su propio Rey.
La expectativa no fue en vano. Charly García resucitó el buen rock en Caesarea. Fue un espectáculo repleto de nostalgia, magia y mucha música, teniendo como protagonista a un resucitado compositor e intérprete que demostró que su genialidad funciona e impresiona mucho más en su actual estado de sobriedad.
Porque si bien a Charly se le nota rejuvenecido y repleto de energía, ya no es el mismo de antes; es decir, ahora el músico no rompe instrumentos ni insulta a sus compañeros, por el contrario, goza de la fiesta con una alegría inédita en él, algo que era evidenciado por sus múltiples sonrisas y la emoción que sintió al recibir el calor de su incondicional público.
Ya no corre sobre el escenario, es cierto, pero no para de estar quieto entre su piano de cola y el micrófono instalado en el medio de su escenario.
Renovado, y con lo mejor de su propuesta rockera, apareció y ofreció un concierto memorable en medio de ovaciones y aplausos de miles de asistentes que llegaron de todos los rincones de Israel para encontrarse con su ídolo.
El Charly de hoy es otro. Con un aspecto más saludable y hasta respetuoso con sus seguidores. Vital, feliz y con ganas de dar lo mejor de sí, el músico argentino demostró con su espectáculo que sigue siendo el más grande.
La gente disfrutó y cantó cada uno de sus clásicos. Se puede decir que su música ya pasó por varias generaciones y que es apta para todo público. Varios padres con sus hijos y nietos compartieron en el Anfiteatro la pasión por Charly.
En lo musical, García está intacto. Sus dedos siguen haciendo magia sobre el piano. Se lo vio de muy buen humor y hasta bromeó con la gente. Se destacó la muy buena puesta en escena que acompañó con cuidado cada canción que tocaba.El músico repasó todos sus discos solistas con temas como: "Demoliendo hoteles", "Promesas sobre el bidet", "Rap del exilio", "Filosofia barata", "Rezo por vos", "Raros peinados nuevos", "Vicio", "Yendo de la cama al living", entre otros, todos coreados por la multitud. Además, sorprendió al público cuando inició el tema "No voy en tren" gritando varias veces junto a Hilda Lizarazu: "¡Rakevet, matós!" ("tren, avión" en hebreo); tenía que ser Charly.
Hay que destacar la tarea de su banda formada por Hilda Lizarazu (coros), Fabián Von Quintero (teclados), Carlos García López (guitarra), eternos compañeros de ruta, más la base chilena que viene tocando con García desde hace años, Kiuge Hayashida (guitarra rítmica y coros), Tonio Silva (batería) y Carlos González (bajo), todos excelentes músicos encargados de acompañarlo sobre el escenario.Casi al final del espectáculo, el Centro Peres para la Paz lo nombró oficialmente "Embajador de la Paz para la Juventud". En ese momento pudimos ver a un Charly emocionado y conmovido, o como él mismo lo afirmó: "Esto es impresionante; es muy especial para mí; jamás me hubiera imaginado un recibimiento así; ¡Gracias Israel!". Y finalizó con todo el público entregado cantando su versión singular del Himno Nacional Argentino y gritando ¡Charly no se va!
Charly García pasó por Israel; los que lo vimos en Caesarea nos emocionamos con sus palabras: "¡Hasta donde llegó 'Say no more'; es increíble!", y fuimos testigos de un evento histórico más en el Anfiteatro del Rey Herodes. ¡Larga vida al Rey!
Por: Alberto Mazor
Fuente: Argentina.co.il
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