El desconcierto en el show de Charly - García se descompensó y quedó en observación hasta las primeras horas del domingo. Cómo fue el show en el Orfeo hasta que se desmayó en el escenario.
El silencio y el estupor se adueñaron del Orfeo este sábado cuando Charly García se desplomó de su banqueta en medio del concierto. “Esto es un papelón”, alcanzó a decir claramente antes de que los plomos se lo llevaran a los camarines. El estadio, que durante una hora se llenó de grandes clásicos, vivió un momento de enorme tensión. Algunos se tomaban la cabeza, otros intentaban ver lo que pasaba sobre el escenario, que había quedado en penumbras, mientras los últimos acordes de Canción de 2 x 3 seguían sonando. Toda una alegoría que haya (des) entonado las dramáticas estrofas de ese enorme clásico: “Ya no quiero vivir así, repitiendo las agonías del pasado”. Desde el comienzo de la canción, Charly ya no se mostraba como al principio del show. Por momentos, Rosario Ortega cubría los baches de la letra, hasta que en un momento todos se dieron cuenta de que él ya no cantaba más. “Sigo tocando”, dijo poco antes de desplomarse, lentamente, como en cámara lenta, sin despegar las manos del teclado que lo mantenía ligado a su música sin tiempo.
Había transcurrido una hora de un show emotivo cuando todo pasó, y lo que siguió desde entonces fue puro desconcierto, donde casi nadie quiso moverse de su butaca. Hubo gritos de aliento, cantitos de aguante, muchos celulares encendidos tuiteando o mandando mensajes a los que no pudieron estar allí, o relatando por teléfono lo que ocurrió, minuto a minuto. Poco después, por los parlantes se escuchó la novedad: a no preocuparse, porque Charly había sufrido una baja de tensión, pero volvería. Eso no iba a pasar.
Treinta minutos más tarde, los músicos salieron al escenario: “Muchas gracias por hacernos el aguante. Por prescripción media, Charly no va a poder seguir tocando. Les agradecemos la paciencia. Desde ya estamos agradecidos por el aguante que le hacen a Charly… faltaban los mejores cinco temas”, dijo “el Negro” García López. No fue tan así. En la lista original del show tenían previstos otros 10, contando los bises. “Charly quería seguir pero por prescripción medica no seguirá, aguante Charly”, cerraron los artistas sobre el escenario en el que minutos antes habían repasado lo mejor de un cancionero infalible de García, resumido en esa obra monumental que es 60x60, y de la que había hablado con VOS un par de días antes.
El productor cordobés, y manager de García, tuiteó que sólo fue una baja de presión para bajar la ansiedad en las redes sociales, y pidió “prudencia al comentar”. A la 1.10 de la madrugada de domingo, volvió a escribir que faltaba poco para el parte médio en el Instituto Modelo de Cardiología al que fue trasladado el artista: “En un ratito parte oficial... tranquilos... estamos todos con él”. A la 1.20, el parte: “Charly está ‘neurológicamente orientado’ y permanecerá en estado de observación en el centro de salud. Próximo parte mañana”.
El show
El concierto había comenzado minutos después de la hora señalada, con Los Dinosaurios. Los músicos entraron en la semi oscuridad, hasta que el haz de luz se posó sobre García, que llevaba puesto su brazalete de Say No More. Pasaron varios minutos hasta que el sonido se acomodó, entre algunos desacoples y una voz de Charly desperfecta, que la multitud consiguió afinar mejor en un coro emocionante. Él lo logra siempre, la fuerza de sus canciones no pierde efecto.
Tango en segunda; El amor espera; la dedicatoria al Flaco Spinetta –con pocas palabras pero una melodía inolvidable- con Rezo por vos, canción en la que Charly hasta hizo un alto en el piano para poner sus manos para rezar, con la foto de Luis Alberto copando la pantalla gigante.
Los temas pasaron sin orden cronológico, desde las más increíbles melodías de Pasajera en trance hasta los éxitos como Influencia, el Rap del Exilio o la canción sobre “una mujer que por suerte no existe”: Asesíname. Charly habló poco. Prometió, sentado frente a su piano de cola, que iba a ser un show largo, pero no pudo cumplir su promesa. Durante la hora de show, García se movió de un piano a otro, bailó cortito con Rosario Ortega, arengó a la gente, que respondió a sus pedidos con devoción. Y regaló una andanada de emociones con Yendo de la cama al living o Cerca de la revolución o hasta los acordes introductorios de La Grasa de las Capitales, de Serú Giran.
Charly tenía previsto cerrar su concierto con Canción para mi muerte. Se quedó con las primeras estrofas de Canción de 2 x 3: “No tengo nada que hacer, no tengo nada que dar, no encuentro la gracia en mi manera de hablar, no quiero volver nunca más”. La gente espera lo contrario. Seguramente, guardará su lugar para la próxima visita de García. Say No More.
Por Daniel Santos
Fuente: La Voz del Interior
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