domingo, 14 de septiembre de 2014

REPORTAJE A CHARLY GARCÍA DE LA REVISTA GENTE CON MOTIVO DE LA PERDIDA DE GUSTAVO CERATI

Foto de Maxi Vernazza
“Hay algo paradójico”, nos recuerda del otro lado del teléfono Charly García el mismo día de la partida de Gustavo: “malas noticias como estas nos llegan habitualmente a través de los programas de espectáculos”. Hace un rato dormía. Acongojada hasta las lágrimas su novia, Mecha Iñigo, no sabía como iba a despertarlo para darle la noticia. “De la muerte de Spinetta fíjate que me entere por el programa de Viviana Canosa”, recordara más tarde, en una suerte de déja vu.
Charly habla con la revista GENTE porque “no tengo redes sociales y quiero decir lo que siento”, lo escupe sin rodeos y con una carcajada final: “esos premios (los Gardel) están mufados, ¿viste Spinal Tap, cuando le dan el disco negro? Bueno, es eso”.
Charly, que lo fue a ver a Gustavo Cerati una única vez a la clínica ALCLA, donde le canto canciones de The Beatles junto a Pedro Aznar y hasta se desmayó, fluye sin pausas.
“Estoy un poco triste. Caliente, te diría. Al principio pensé que era lo mejor, pero ya lo empecé a extrañar. Te voy a contar algo que no le conté a nadie. Una vez, con Gustavo y con Pedro grabamos un disco que es inédito. Tango 3 se iba a llamar. Como yo estaba internado y me dejaban salir en cuentagotas, finalmente no lo terminamos. Cuando Cerati fue a grabar el tema Vampiro a la casa de Pedro, cayó con el Marshall completo, que tiene una condición sine qua non: a los cinco minutos de usarlo, se quema. Vino sabiendo que lo iba a quemar, pero Gus como rockero tenía que tener el sonido autentico. Y claro que el equipo se quemó. Saco una botella de champagne y brindamos”.
Recuerda que bromeaba con que los Soda “eran los culpables del agujero de ozono, de tanto usar spray”. A pesar de la humorada, reconoce que “nunca fuimos enemigos ni competidores, ni nada de eso. Ellos siempre hablaron del cambio que impusieron, pero para bien, y por suerte éramos todas personas inteligentes, artistas, y tuvimos la oportunidad de tocar bastantes veces (…) Nos vimos muchas veces en Punta del Este, y en lo de Alan Faena. Con él fue la primera vez que ví un iPad. Me acuerdo que le pregunté: ¿Qué haces con eso? El me respondía: Y…toco la guitarra”, lanza el ex Sui, que recapitula las veces que Gustavo lo invitó a cantar, como aquella en que terminaron haciendo Pasajera en trance “y él se olvidó la letra y dijo cualquier cosa, pero salió airoso”.

EL DIA QUE LE PRESENTO A YOKO ONO.
“La noche anterior a la comida en la que conocí a Yoko pasó algo muy loco. Tuve una visión: vi que me salían de las manos dos rayos como los que usé en el Colón, que se chocaban contra la pared, y al instante las paredes paraban de tocarse y caían en el baño. Al toque tuve miles de conexiones de ideas, de ahí surgió eso de que las líneas paralelas no se tocan nunca”, cuenta Charly. Esa noche, camino a la exposición de la viuda de Lennon, compró “un Obelisco, tipo pirámide”. Aunque no sabía bien que iba a decirle, le dio un beso y se puso a hablarle. “Le fui con la pregunta sobre el significado del triángulo que se formaría en el baño si las líneas se tocaran. ¿Sabes que dijo? Una cosa increíble: que significaba antimateria, el Triángulo de las Bermudas. Y nos quedamos a hablar millones de horas. Ahí lo vi a Cerati y lo llamé…Yoko, cuando te ve, te saca la ficha al toque. Gus estaba muy emocionado y fue algo muy revelador”, se entusiasma, y aclara: “No es que sea una persona que crea en lo sobrenatural, pero ese día fue mágico”

ANECROCKTARIO.
Charly también vivió con Gustavo el festejo de varios de sus cumpleaños. Como cuando García celebró los 56 en una fiesta-concierto en El Roxy, donde “invite a un montón de gente, puse una mesa en el escenario detrás del telón, hubo champagne, velas, y compre dos coronas de flores que decían fue sin querer. Se abrió el telón y empezamos a tocar con la banda, y entre mis invitados a la mesa estaban Gus, Nacha Guevara, Alan faena. Fue muy loco y Gus estaba muy emocionado, se divirtió un montón”, recuerda, y hace zapping inmediato a cuando compartieron grabaciones y cantaron Rasguña las piedras: “yo venía muy al mango con todo lo de Say No More, y cuando él cantó me acuerdo de la emoción que me dio escucharlo. Es un cantante tremendo. Yo siempre decía que cada día cantaba mejor”.
Con repaso de las anécdotas, a medida que revive el resplandor de lo vivido juntos, especifica lo mágico que era interactuar con él. “una vez hice un tema de el al piano, y me acuerdo que no lo toque como aprendiéndolo, sino a pedazos, como si me diera instrucciones un pintor, un artista”, comparte García, que minutos antes de esta charla habló con Pedro Aznar y rememoraron cuando habían grabado ese disco que nunca salió. “justo el doctor  Kalina, ese médico que habla de drogadictos en la teve, me volvió a encerrar. Cuando salí una vez, fui a grabar a la sala de Pedro, y con Gus tocamos tipo Led Zeppelin. Lo que sonó eso no se pudo creer. Es una pena. Cuando nos reunamos en el cielo, seguramente seremos un grupo".
Hay algo que solo Benito Cerati y ahora, todos los que lean esta nota. Un día, Charly le dedicó a Gus una canción secreta. Estaba en el estudio, ecualizando el material del Colón, cuando se le vino a la mente. Decía: 
"Gustavo querido/ 
qué mierda te pasó/ 
parece que estás durmiendo/
parece que estás aquí/ 
Parece que estás volando/ 

Yo tenía un amigo/ 
alguien con quien tocar/ 
aunque no vivía conmigo/ 
el mundo era nuestro hogar".

Hay una promesa: "Quedamos en hacerla juntos algún día". Hay algo de lo que no hay dudas: "Mañana es mejor"

Por Karina Noriega
Fuente: Revista GENTE edición impresa, transcripción de Hernán para Cinema Verité

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