Adelanto de la nota de tapa de abril. El ícono de nuestra cultura rock eligió a Billboard para romper el silencio después de la publicación de 'Random' –su primer álbum en siete años–, y aprovecha para hablar de todo y de todos. A los 65 años, Charly García conserva su vigencia artística y la mirada crítica que atravesó toda su carrera. “Ahora es todo una bola de luces y no veo música. ¿Qué te puedo decir? Corazón falta, y eso no se enseña en ningún lado.”
Dos horas antes de esta entrevista, llegó la última confirmación. Con él, se sabe, es imposible planificar cómo ocurrirán las cosas. El encuentro finalmente se concreta cerca de las 21 en su segunda casa, el hotel Faena de Puerto Madero, donde acostumbra ir a tomar algo con su novia, Mecha Iñigo. A veces, cuando tiene ganas, toca el piano para los testigos ocasionales, como esa misma noche. Ahí se siente cómodo y nadie lo molesta. Más tarde, se encontrará también con el reconocido fotógrafo Bob Gruen. “Hace un rato hablé con Yoko Ono. Es una genia. Estuvo con John y se la bancó. Le dije que cuando le pregunten por la separación de los Beatles, diga que también separó a Sui Generis. Tengo una conexión especial con ella”, dice.
Fueron meses de gestión en donde, de repente, y para celebración de todos, su nuevo álbum, Random, salió a la luz. “Hice este disco porque básicamente me gusta mucho la música. Quería hacer algo nuevo y romperles el orto a todos”, desafía. Es el primero en siete años, y la música se entregó a las plataformas de streaming. Él mismo compra sus propios tracks en iTunes. De hecho, es la primera vez que un disco suyo se escucha más en medios digitales como Spotify o YouTube que por la radio u otros canales y soportes tradicionales. Ese efecto se sintió durante la presentación sorpresa que realizó en la sala Caras y Caretas, donde sus fans corearon cada una de las letras de estas diez canciones que en ese momento tenían menos de una semana de vida. La convocatoria también se modernizó y surgió a través de Facebook, generando una viralización rapidísima. Son épocas de cambio, y el ex Serú Girán lo tiene más que claro. “Me encanta escuchar Random. Así, de manera aleatoria, como determine la maquinita”, confiesa con guiño a su más reciente obra.
¿Cómo elegiste los sonidos de Random? Es un disco muy prolijo.
- Le pedí a [Joe] Blaney que el iPad sonara más brillante y mejor. Básicamente, que le subiera el nivel. Me contestó entonces que lo pusiera en un ascensor. ¡Y eso hice! [risas]. Desde que lo conocí, todos quieren grabar con él. Me acuerdo de que estaba grabando a los Clash y que el baterista era una bestia. Estaba Laurie Anderson, también. Yo vivía en ese momento en el Greenwich Village [Nueva York], y nos cruzamos en el estudio Electric Lady. Pegamos onda al toque. Cuando grabamos Pecado mortal nos dimos cuenta de que era eso. Después grabamos otro tema, luego vino otro, y cuando llegamos a Ojos de videotape nos miramos y nos dimos cuenta de que había pasado algo importante. Para mí es el mejor. Bah, los dos somos los mejores, la combinación nuestra…
Sorprendiste a todos con una convocatoria fugaz para el show de Caras y Caretas. ¿Cómo te sentiste?
- ¡Me sentí bien! Estaba contento y muy bien acompañado. El lugar sonaba bárbaro. Yo quería que sonara bien, y fue así. El otro día canté desde el corazón y también con espontaneidad. Mejor incluso que en los ensayos. Todo el mundo me tira muy buena onda con este disco. Fue algo nuevo, tocar así, gratis… ¡Para el Zorro [Fabián Von Quintiero] eso sí que es nuevo! Digo: ¡tocar gratis! [risas]. Me pareció, con un poco de picardía, que tuvo que ver con lo del Indio Solari. Lo que hicimos nosotros fue casi como lo opuesto a eso. Por eso decidí volver en un lugar chico, con buen sonido y no pretencioso. Me gusta llevar a cabo este tipo de cosas que hace mucho no se realizan.
Por Santiago Torres
El último álbum de crosby, que dice que es Divino, es "lighthouse"?
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